_
_
_
_

Un diputado soviético pide que el nuevo Congreso de la URSS controle al KGB

Pilar Bonet

Por primera vez en la historia, un diputado soviético pidió ayer que el Comité de Seguridad del Estado (KGB), su presupuesto y el número de sus funcionarios sean sometidos al control del Congreso ante una sesión parlamentaria retransmitida en directo a millones de ciudadanos. El diputado Yuri Vlasov, antiguo campeón olímpico de halterofilia, se ganó los aplausos estruendosos de una parte de la sala del Palacio de Congresos del Kremlin.

Vlasov hizo un largo alegato de denuncia contra la policía política soviética y formuló la propuesta de echarla de su famosa sede de la plaza Dzherzhinski de Moscú (más conocida por la Lubianka) y darle un local más discreto en las afueras de la capital.El KGB supone, según Vlasov, una amenaza para la democracia, ya que está subordinado sólo al Aparato y es la organización más poderosa tanto por su "eficacia como por su impunidad".

Tras referirse al dudoso carácter de las actividades del KGB Vlasov señaló que esta organización lo sabe todo de nosotros y nosotros no sabemos nada de ella". "Este imperio clandestino revela sus secretos", manifestó el diputado, que propuso la creación de un comité parlamentario destinado a controlar el KGB y otras fuerzas del orden público.

La sexta jornada del Congreso no concluyó ayer con el quinto punto de¡ orden del día, la discusión del informe de Gorbachov, en cuyo marco Boris Eltsin, el ex jefe del partido en Moscú, y los representantes del Báltico criticaron el ritmo de la reforma económica e hicieron propuestas mucho más radicales.

La descentralización del poder y de la economía, la entrega de la tierra a los campesinos, la estabilización del rublo con un recorte de las inversiones estatales de un 30% (Gorbachov había abogado por un 10%) y la reducción de los ministerios son parte del programa económico expuesto por Eltsin, que, en líneas generales, coincide con el del grupo de diputados demócratas de Moscú, según dijo el economista Gavril Popov.

Eltsin se pronunció también por un programa de excepción para sacar al país de la crisis, la abolición de todos los privilegios de la nomenklatura, incluida la red sanitaria del Kremlin, y una ley del Partido que determine las competencias y derechos de esta organización. El político abogó por la celebración de un congreso extraordinario con la elección de un nuevo Comité Central del PCUS y un referéndum anual que mida la confianza en el Jefe del Estado.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tendencia a la dictadura

Sobre el fondo de una profunda crisis, argumentó Eitsin, puede existir la tentación de utilizar métodos violentos y una tendencia a la dictadura contra la cual deben establecerse garantías.

Eltsin apoyó sin entrar en detalles la posición de Anatoli Gorbunov, el presidente del Soviet Supremo de Letonia, quien pidió al Congreso que enmiende la Constitución para garantizar la soberanía de la República. En una exposición tranquila y muy trabajada, Gorbunov se pronunció por una Unión Soviética concebida como un Estado multinacional formado por la unión voluntaria mediante un contrato o tratado de repúblicas independientes y soberanas. El jefe del Partido Comunista en Lituania, Brazauskas, criticó la constitución, pidió una valoración oficial del Pacto Germano-Soviético y, como Gorbunov, apoyó la idea de una república fuerte como base de la fortaleza de la Unión.

El primer ministro de Estonia, Indrek Toome, defendió la entrada en vigor del modelo de autogestión económica de su república desde 1990, pidió control parlamentario sobre el presupuesto, incluidos los gastos de defensa, y la creación de un comité de política económica.

Las exigencias de protagonismo del Báltico contrastaban con el tono de los representantes asiáticos que, en general, se expresaban desde una posición de objetos de una política llevada a cabo desde Moscú.

Absamat Masamev, jefe del Partido en Kirguisia, fue el primer orador que defendió abiertamente el inmovilismo, llamando extremistas a quienes critican los valores del socialismo, rechazando la libertad de prensa y pidiendo disciplina.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_