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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Melodrama bélico

Destiny (Destino), película que aquí se estrena con el más rimbombante y operístico título de La fuerza del destino, es un insólito y sorpresivo melodrama bélico, por su planteamiento formal, que nos permite conocer al realizador Gregory Nava, cuyo anterior filme, El Norte, protagonizado por dos refugiados guatemaltecos, alcanzó cierto éxito en Estados Unidos.Nava, nacido en San Diego, descendiente de emigrantes y graduado en la UCLA al igual que su esposa y coguionista, Anna Thomas, sitúa la acción en los años cuarenta. Sus protagonistas son una familia de emigrantes vascos, y el drama surge cuando una de las hijas huye con un soldado yanqui para casarse, poco antes de que parta para el frente italiano, en contra de la voluntad del cabeza de familia, un padre rígido e inflexible, bien dibujado por Francisco Rabal. Para vengar el drama familiar, Martin (William Hurt), el hijo traumatizado por el padre castrador, persigue hasta el frente italiano al esposo de su hermana.

La fuerza del destino

Dirección: Gregory Nava. Guión: Gregory Nava, Anna Thomas. Fotografía: James Glernnon. Música: Ennio Morricone. Producción: Anna Thomas. Estados Unidos, 1987. IntérpretesWilliam Hurt, Timothy Hutton, Melissa Leo, Francisco Rabal, Concha Hidalgo, Stockard Channing. Estreno en Madrid, cines Paz, Real Cinema.

Si este breve bosquejo de su inicio argumental puede recordar a los dramas bélicos en los que el conflicto altera las voluntades de los protagonistas, no acaba de ocurrir así en el presente caso, al imponerse la personalidad patológica del vengador, presa de los fantasmas familiares de su infancia y de su complejo de hijo renegado, obsesionado al tiempo por romper con la tradición familiar y recuperar su dignidad ante la memoria de su padre.

Este filme, que pretende elevarse desde lo particular a lo general, está planteado dentro de un realismo onírico y alcanza su más destacable mérito en su escritura cinematográfica. La fuerza del destino, que comienza con un amplio flash back, ofrece un inusual cuidado por enfatizar los signos de puntuación filinica. Gregory Nava cuida los encadenados, acelera o modera el ritmo a su antojo y siempre domina con equilibrio lo que ocurre dentro de cada plano.

Escenas bélicas

Las escenas bélicas están tratadas con efectividad, esmero y originalidad, en las que ofrece planos subjetivos de proyectiles y granadas, y un montaje ultrarrápido que opone el ametrallador al ametrallado. Por si fuera poco, su final, que tiene lugar en un campanario, tienta a recordar a Hitchcock y a Welles, después de haberse mostrado circular y simétrico en su estructura.Sin embargo, a pesar de la curiosidad que merece los cuidados formales del realizador y coguionista, se echa en falta una más clara definición de algún personaje, sobre todo del desequilibrado hijo de los Larraneta.

El resultado del filme, que desprende fascinación visual, se resiente de falta de equilibrio en una historia en la que la emotividad y la sorpresa, en contra de lo que ocurre en su argumento, no están lo suficientemente presentes, y que si merece verse es sólo por conocer la presunta originalidad de este nuevo cineasta.

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