González prepara en Bruselas la agenda del próximo Consejo Europeo de Madrid

El presidente del Gobierno español, Felipe González, quien llegó ayer a Bruselas para asistir a la reunión de la OTAN, aprovechará su estancia en la capital belga para preparar la cumbre de la CE dentro de un mes en Madrid. "El presidente está volcado en el éxito del Consejo Europeo", afirmaron fuentes de la Moncloa. El Gobierno intenta alcanzar un compromiso comunitario sobre la unión monetaria y la Carta Social Europea.

Tras su llegada en la tarde de ayer a Bruselas, Felipe González recibió en el hotel donde se aloja al primer ministro turco, Turgut Ozal, y al primer mandatario canadiense, Brian Mulroney. Estos dos primeros encuentros fueron los únicos relacionados con temas bilaterales y con asuntos de la Alianza Atlántica.En las otras cuatro entrevistas programadas en dos días -con el danés Poul Schlüter, el luxemburgués Jacques Poos, el griego Andreas Papandreu y el holandés Ruud Lubbers-, el único objetivo es debatir la agenda del Consejo Europeo de Madrid, que el 26 y el 27 de junio servirá de colofón al semestre de la presidencia española de la CE.

Tras los encuentros recientes con el belga Wilfried Martens, el alemán Helmut Kohl y el presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, la ronda de contactos de González se completará el 7 de junio en Lisboa, el 8 en París, el 9 en Roma, el 19 en Londres y, en torno a esta última fecha, en Dublín. Que Margaret Thatcher figure al final de la lista no es casual, porque para entonces el presidente confla en contar con los cimientos de un consenso que anime a la dama de hierro a hacer concesiones. Antes de la cumbre de la CE, el 21 y el 22 de junio, acudirán a Madrid representantes de la patronal europea UNICE y de la Confederación Europea de, Sindicatos, y para esas fechas es esperado también Delors para dar los últimos retoques a las propuestas que se discutirán en el Consejo Europeo.

El orden del día de la cumbre estará sobrecargado con los debates sobre armonización de la fiscalidad, deuda exterior, apertura al Este, relaciones con EFTA, América Latina y Oriente Próximo, medio ambiente, televisión de alta definición y supresión de fronteras físicas.

Los mayores escollos

Pero los escollos que más preocupan son la unión monetaria y la Carta Social Europea.

Sobre el primero de ellos, el Gobierno mantiene la ilusión de aprobar una declaración que dé luz verde al inicio de la primera fase de la unión monetaria, previsto en el informe Delors para julio de 1990. El gran obstáculo, según fuentes de Asuntos Exteriores y de la Moncloa, es la irreversibilidad que plantea el párrafo 39 del documento: el sí al primer paso implica una marcha sin vuelta atrás hacia la unión monetaria.

"Quizá si se matiza esta exigencia pueda lograrse que el Reino Unido y Dinamarca acepten sumarse a esa primera etapa de coordinación de las políticas económicas y monetarias". El Gobierno aspira también a que la declaración pueda fijar una fecha tope, acaso en julio de 1990, para la integración de la peseta y la libra en el Sistema Monetario Europeo. El Ministerio de Economía está muy interesado en vincular el futuro comunitario de las dos monedas.

El tema de la Carta Social Europea no está abandonado. "Hasta después del Consejo de Asuntos Sociales del próximo 12 de junio no puede descartarse la posibilidad de elevar la aprobación del texto a la cumbre".

En la Comisión Europea se opina que, por razones de calendario y de la radical oposición del Reino Unido, "eso es casi imposible".

En última instancia, el Gobierno está decidido a sacar adelante "una declaración importante" sobre los derechos sociales fundamentales, en la que "no nos importaría que saliera con una votación de 10 Estados a dos o de 11 a uno".

González necesita ese sello social comunitario como contraste a su falta de entendimiento en España con los sindicatos.