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FERIA DE SAN ISIDRO

José Luis Parada: "Hoy sólo me vale salir por la puerta grande"

Esta tarde se despide de la feria en su tercera y última actuación, el diestro sanluqueño José Luis Parada, que ya no se conforma con cortar una oreja o ser ovacionado, como en sus dos anteriores festejos: "En esta ocasión sólo me vale salir a hombros por la puerta grande". Torea con José Antonio Campazano, que hace el primero de los dos paseíllos que tiene contratados, y Emilio Oliva, que actúa por segunda vez en la feria y también se despide. Los toros pertenecen a la ganadería cacereña de Peñajara.

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Parada considera que su toreo todavía está inédito en Las Ventas, pese a sus dos tardes anteriores, y lo explica: "A los cuatro toros que he toreado hasta ahora les he hecho faena, aunque malograra tres con la espada, pero ninguno me dejó sentirme totalmente a gusto y relajado para aplicar totalmente mi estilo".Para ello pide que los toros de hoy tengan algo más de fuerza y casta que los de Manolo González y Aldeanueva: "Tuve que arriesgar y jugármela para robarles los pases y tal vez solo di la imagen de torero valiente, lo cual no quiere decir que no lo sea pero también soy artista y clásico". Al sanluqueño no le importa si otros compañeros se conformarían ya con su balance, pues se confiesa muy exigente consigo mismo.

"Será porque les falta ilusión y les sobra dinero. Todo lo contrario que yo", apostilla, "bastan te tiempo y oportunidades perdí en mi primera época". Y se extiende comentando que lo más importante de sus dos anteriores actuaciones ha sido la inyección de moral para hoy, y el saber que el éxito o fracaso dependen ex clusivamente de él: "Por eso si fracaso no me lo perdonaría nunca". Aunque incluye una atenuante: "Excepto que los toros de Peñajara, divisa nueva para mí, sean imposibles"El diestro tambie' n quiere redondear una satisfacción para sus padres, que asegura han sufrido mucho con él, y esa pasa por salir a hombros. "Además, estadísticamente me toca", bromea, "porque el primer día no corté trofeos, el segundo uno y el domingo me tocan dos. No pienso oponerme a los designios de la estadística".

El torero cree que ha ayudado algo a su apoderado Diego Robles para que éste le consiga contratos en todas las ferias, aunque estima que el empujón definitivo debe darlo hoy. "Nuestra lucha es en solitario", expone, "ya que no pertenecemos a una de las grandes casas que mandan en los toros y todo nos cuesta más".

Piensa que la fiesta siempre ha estado llena de injustcias: "Nunca ha sido cierto totalmente que el toro ponga a cada uno en su sitio", argumenta, "porque muchos toreros se han frustrado por no darles oportunidades, y otros han apechugado siempre con divisas muy duras y tampoco han podido demostrar sus cualidades".

Parada ha sido un hombre de ideas progresistas, lo que en un mundo tan conservador como el taurino, según opina, le ha perjudicado: "Pero más antes que ahora, cuando encuentro entre los taurinos un gran respeto a mis ideas. Debe ser porque la única virtud que nunca me ha faltado ha sido la de respetar a los demás". Finaliza bromeando de nuevo: "Como ahora, a mis 40 años, soy mejor torero que antes cuando era joven, me he ganado el respeto de Madrid, y hoy me ganaré su admiración taurina".

Toros escobillados

Los veterinarios que hicieron ayer el primer reconocimiento a los toros de Peñajara sólo aceptaron tres de los seis presentados. Los otros tres, con pitones escobillados por golpes con las puertas y por enfrentamientos entre ellos, quedaron en duda para dictámen definitivo esta mañana. El ganadero sólo ha traído seis a Madrid.

Fue con dos toros de Peñajara, a los que desorejó, en la temporada de 1987, con los que José Antonio Campuzano alcanzó su mayor éxito en Sevilla. Al diestro no le importaría que los de hoy salgan con a casta de aquellos: "Porque lidiar un toro encastado es casi un milagro en la actualidad". Campuzano también conserva caliente en su recuerdo los pitos de la afición de Madrid en su actuación en la corrida concurso, del pasado día 2, que considera injustos por la mansedad de los enemigos que lidió, y hoy pretende resarcirse.

Los toros de Peñajara son igualmente del agrado de Emilio Oliva: "Porque tienen casta" manifestó, "y eso es fundamental para mi toreo". El diestro, 25 años, los ha visto en la madrileña Venta del Batán y su impresión fue muy buena.

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