En el calor de la noche

Los Elegantes y Danza InvisibleLleno total, con aproximadamente 4.500 personas cada día y un calor sofocante, físico y también musical, para presenciar dos de los carteles más coherentes de estas fiestas de San Isidro. Los Elegantes plantearon muy bien su concierto, olvidándose de que presentaban en Madrid Perder o ganar, su último elepé. No hicieron lo fácil, que hubiese sido dar un amplio repaso promocional a este álbum, y ofrecieron un apasionante recorrido por una carrera repleta de momentos brillantes, que terminó con una serie de versiones de temas clásicos.Los malagueños de Danza Invisible son habituales en los escenarios de la capital. A estas alturas lo mejor que puede decirse de ellos es que se comportan con la misma soltura, con el mismo feeling, en una sala grande que en una pequeña, y que conectan con el público de principio a fin.

El tiempo y el trabajo le han dado la razón a Loquillo y el público madrileño le ha convertido en la estrella de estas devaluadas fiestas. El rockero catalán continúa cantando francamente mal, y sus movimientos en escena no son un prodigio de originalidad y soltura, pero conoce sus defectos y los controla, compensándolos con elevadas dosis de carisma, de una personalidad chulesca tremendamente atractiva para el espectador.

Los Coyotes ofrecieron su cálido y sabrosote rock latino, en una actuación magnífica. El Norte son cinco músicos aceptables, pero les faltan canciones y credibilidad, condiciones imprescindibles para poder eliminar de su repertorio temas tan insultantes como Entre tú y yo un diamante es para siempre.