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Una multinacional planea instalar en Marruecos la mayor planta de residuos del mundo, según 'The Guardian'

RICARDO M. DE RITUERTO, Un consorcio multinacional planea construir en la localidad marroquí de Tarfaya, frente a las costas canarias, la mayor planta de procesamiento de residuos tóxicos del mundo, capaz de tratar diariamente 2.000 toneladas de materiales contaminantes, según informa ha ayer el diario británico The Guardian. La idea le ha sido vendida al rey Hassan como un proyecto capaz de contribuir al desarrollo de Marruecos, pero existen sospechas de que en la documentación oficial presentada no se menciona el auténtico carácter de los residuos a procesar. Según Marruecos, la información no tiene fundamento.

El proyecto presentado a Marruecos señala que en la planta se trabajaría con hidrocarburos no explosivos, y no se cita la eventual toxicidad de los materiales a tratar, dato que figura en la información que dice tener The Guardian de fuentes próximas al proyecto, según las cuáles la planta convertiría residuos tóxicos de Europa y EE UU en cemento, yeso, grava y electricidad. Los hidrocarburos serían usados para quemar los otros residuos.Pat Dolan, quien concibió la idea y es directivo de Midco -el consorcio en el que al parecer hay participación británica, canadiense, británica y marroquí-, ha negado al rotativo que hubiera intención de ocultar las características de los residuos, aunque reconoce que quizá las palabras residuos tóxicos "se perdieron en la traducción" de la documentación presentada a Hassan II.

Claude Cornet -canadiense como Dolan y que dice haber sido contratado por Midco por las relaciones de su familia con la real marroquí- denuncia un plan consciente de ocultar información que pudiera menoscabar la viabilidad del proyecto. "No me parece que hayan sido honrados en la documentación que han presentado al rey", indica Cornet, que asistió a las reuniones en las que se discutió el proyecto. "Hablaban de presentar la idea del modo más atractivo".

Cornet también acusa al consorcio de carecer de preparación técnica para llevar adelante el proyecto, lo que niega Mideo, para el que la única novedad es poner en la misma estructura procesos de tratamiento que en otros proyectos van por separado.

El plan -que se le ocurrió a Dolan el año pasado, a raíz del peregrinaje del carguero Karin B en busca de un país dispuesto a aceptar su mercancía tóxica- se había mantendido en secreto para evitar la aparición de una eventual competencia a una inversión de unos 25.000 millones de pesetas en cuatro años que se espera rinda unos 32.000 millones anuales al cabo del quinto de operación.

El consorcio, que ahora reconoce la toxicidad de los productos a tratar, insiste en que el proyecto tendrá en cuenta las necesidades medio ambientales, y la compañía británica Mott MacDonald, encargada del diseño de la instalación, dice que su participación en el plan está movida por el interés de conseguir esa garantía.

La eliminación de residuos en el Tercer Mundo es una cuestión cada día más problemática. Regímenes en delicada situación económica están dispuestos a hacer de basurero a cambio de beneficios financieros a corto plazo, pero organizaciones ecologistas internacionales desarrollan una activa campaña para socavar los planes de las industrias y países desarrollados, de la que fue buen ejemplo la llevada a cabo el año pasado en occidental.

Midco dice que su proyecto cuenta con apoyo oficial en Canadá y EE UU, pero Ottawa niega su relación con el plan y la Agencia de Protección de Medio Ambiente norteamericana supedita el suyo al visto bueno marroquí, según Dolan.

En Marruecos, el Ministerio de Información desmintió ayer la noticia que, afirmaba, "está completamente desprovista de fundamento", como informa Javier Valenzuela.

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