AIsogaray, el tercero en discordia

El ingeniero Álvaro Alsogaray, de 75 años, candidato presidencial de la derechista Unión de Centro Democrático (UCéDe) envió al presidente Raúl Alfonsín y a los candidatos peronista y radical en las elecciones del domingo en Argentina un plan para solucionar el problema militar y evitar la hiperinflación durante la transición -casi siete meses-, desde el 15 de mayo hasta el relevo en el poder, el próximo 10 de diciembre.Alsogaray es el tercero en discordia en las elecciones argentinas del próximo domingo. Las encuestas dan a Alsogaray un 10% de los votos. Ese 10% podría tener gran importancia, si el candidato peronista, el gobernador de La Rioja, Carlos Menem, no consigue una mayoría de 301 votos en el colegio electoral. Esa cifra de electores la impone la Constitución para ser elegido presidente. Las últimas encuestas dan a Menem el mayor porcentaje de votos, la mayoría relativa, pero éstos podrían no asegurarle los 301 electores necesarios. Con esta combinación, Alsogaray podría representar el papel de bisagra, si sus electores votaran por el candidato radical, Eduardo Angeloz, en el colegio electoral.

Ésta es una hipótesis difícil de ejecutar políticamente, pero flota sobre toda la campaña electoral argentina. Alsogaray no ha querido definirse antes de la elección, y asegura que sus electores votarán por él y no por otro candidato en el colegio electoral. A pesar de esta declaración, Alsogaray ha dejado un resquicio abierto a posibles alianzas.

Declaró el ingeniero que ante una situación de crisis grave estaría dispuesto a entrar en negociaciones "por el bien nacional". No resulta difícil imaginar que la situación de crisis puede encontrarse. Bastaría echar una mirada a las cifras de la economía argentina. En este caso, podría producirse una negociación con Angeloz a cambio de las carteras ministeriales más importantes, como las de Economía y Defensa, que sin duda satisfarían las apetencias de Alsogaray.

Argentina vive ahora bajo el temor al día después de la elección y sobre todo a los siete meses de transición hasta el 10 de diciembre, cuando Alfonsín debe entregar la banda presidencial a su sucesor.

En su carta, Alsogaray escribe que "el Congreso deberá dictar una ley declarando que las fuerzas armadas libraron en la década de 1970 a 1980 una guerra antisubversiva por mandato de dos presidentes constitucionales, y que el triunfo en esa guerra hizo posible que la ciudadanía restaurara las instituciones democráticas". La propuesta de Alsogaray equivale en definitiva a reconocer y dar por buenas las exigencias planteadas por los militares ultraderechistas que se amotinaron en Semana Santa de 1987, en Monte Caseros en enero de 1988 y en Villa Martelli el pasado diciembre.

Resulta difícil imaginar que Alfonsín y los radicales se traguen un sapo del tamaño que propone Alsogaray. En las cuestiones económicas las coincidencias entre Alsogaray y Angeloz son muy grandes.