Fin de semana con Mozart y Bruckner
El concierto dirigido a la ONE por Walter Weller, con la violinista Karin Adam, y el de la Orquesta Reina Sofía, dirigida por Max Bragado, con el pianista Joaquín Soriano, estuvieron dedicados solamente a dos autores: Mozart y Bruckner. No es la Novena sinfonía del compositor de Ansfelden la más frecuentada, aunque progresivamente se incluya cada vez más en el repertorio de nuestras orquestas.Si pensamos que, en 1917, Turina, en su Enciclopedia abreviada, se despacha a Bruckner, en lote con Bramhs y Raff con cuatro palabras acerca de sus orquestaciones "grises, brumosas y asfixiantes", o en cómo Federico Sopeña (Historia de la música, 1954) nos habla del "sofocante complejo de monumentalidad" de un Bruckner "ensalzado exageradamente" (actitud que rectificaría luego como tantos otros), percibimos el momento de crisis que el cultivo del gran sinfonista sufre en los países latinos que resultaba bastante incomprensible para los alemanes o austriacos.
Orquesta Nacional de España
Director: W. Weiler. Solista: K. Adam, violinista. Obras de Mozart y Bruckner. Auditorio Nacional, 28, 29 y 30 de abril.Orquesta de Cámara Reina Sofía Director: M. Bragado. Solista: J. Soriano, pianista. Obras de Mozart. Teatro Albéniz, 29 de abril.
Interpretaciones
Un punto de máxima importancia para entender la cuestión es que, igual que sucedió antes con Bramhs, las interpretaciones no favorecían la difusión del sinfonismo de Bruckner. Y siguen sin favorecerle versiones tan sumarias, superficiales y preferentemente atentas al orden estructural como la ofrecida esta semana por Weller de la Novena Sinfonía, que sonó despojada de toda mística y abultada en la dinámica.En el Concierto para violín en la mayor de Mozart, la joven Karin Adam (Viena, 1962), demostró un virtuosismo técnico de alto vuelo no equilibrado por análogo interés musical de los conceptos.
En el muy estimable ciclo dedicado a los conciertos pianísticos de Mozart por la Comunidad de Madrid en el teatro Albéniz, correspondió a Joaquín Soriano, catedrático del Real Conservatorio, nacido en León, 1941, el protagonismo del Concierto en do mayor K.415 y de los Rondós en re y en la.
Se produjo el pianista con arreglo a las delicadas líneas de su estilo, lógicamente tocado de influencia francesa, pues a París debe Soriano buena parte de su formación. No dejó de aportar, sin embargo, soluciones personales que, se compartan o no, vivificaron todas las versiones.
El director Max Bragado colaboró muy bien, aunque en el Rondó en re las cosas no fueron demasiado justas, y expuso una muy bonita traducción de la Sinfonía en la mayor K.201, muestra, como el Concierto, del Mozart más feliz e inventiv. Hay que destacar, especialmente, el éxito de Joaquín Soriano.
Babelia
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