La danza llena esta primavera los principales escenarios de la ciudad de Nueva York

La llegada de la primavera significa en muchos grandes teatros del mundo el fin de la temporada de ópera y el principio de la de ballet. En Nueva York, los dos gigantes del Lincoin Center -el Metropolitan y el State Theatre, que juntan más de 7.000 plazas entre los dos- se preparan para una nueva fastuosa temporada de más de 12 semanas ininterrumpidas de danza. El boom del ballet no parece dar síntomas de agotamiento en la ciudad donde empezó hace ya más de un cuarto de siglo.

La compañía titular del State Theatre, el New York City Ballet (NYCB), que fundara Georges Balanchine, abre el fuego el 25 de abril con la Mozartiana y el Segundo concierto para piano de Chaikovski, dos clásicos del maestro fallecido en 1983. Seguirán a lo largo de mayo y junio -con un programa distinto cada día y al ritmo de ocho funciones semanales- más de 40 ballets, la mayoría reposiciones de Balanchine y Jerôme Robbins, pero también nuevas obras del actual codirector, Peter Martins, y de otros coreógrafos contemporáneos como Lars Lubovitch, Ellicit Feld e incluso el iconoclasta WilIiam Forsythe.Con más de 100 bailarines en plantilla y una sólida base financiera de patrocinadores, aglutinados en torno al aún director general Lincoln Kirstein, el NYCB es algo más que la mayor y más poderosa compañía norteamericana de ballet. Es la institución que ha hecho posible la nacionalización del ballet en Norteamérica y la creación, gracias a Balanchine, de un estilo propio.

El American Ballet Theatre (ABT) -que inaugura temporada en el Metropolitan el 8 de mayo, con una nueva producción de El lago de los cisnes de Petipa e Ivanov, montada por su actual director, Mijail Baryshnikov- es algo muy diferente. Aunque nació en 1940, con vocación mucho más localista que el NYCB, se ha ido convirtiendo con los años (pero sobre todo desde el desembarco de los rusos a mediados de los setenta, que culminó con el nombramiento del genial bailarín Mijail Baryshnikov como director artístico en 1980) en la gran compañía clásica norteamericana, la heredera de la tradición de San Petersburgo.

Pero a Baryshnikov -que este año se ha dado el gusto de debutar como actor en Broadway en La metamorfosis, de Kafka- le obsesiona que el American se convierta en un "Kirov para nuevos ricos", y por eso se ha llevado de adjunta a Twyla Tharp, el talento coreográfico más resplandeciente de su generación, que es la del propio Baryshriikov. Los Lagos y los Don Quijotes alternarán, por tanto, con las nuevas obras de Tharp , que, de todos los coreógrafos con los que ha trabajado Baryshnikov desde su llegada a Occidente, es quien más partido ha sabido sacar de sus apabullantes facultades, desde aquella primera Push comes to shove, de 1977, a los Five Sinatra Songs y el Little Ballet de mediados de los ochenta. La gran incógnita de la temporada es si Baryshnikov, que ya ha cumplido los 40 años, se habrá recuperado de la operación de rodilla que sufrió en julio pasado y podrá bailar. La compañía presentará, en sus más de 60 representaciones hasta el 1 de julio, 25 ballets diferentes, entre los que, además de los mencionados, hay varios del repertorio tradicional al lado de varias reposiciones interesantes, como la Gaité parisienne, de Massine, que se restauró el año pasado; un buen lote Balanchine y una excepcional muestra de coreografía norteamericana contemporánea, con obras de Paul Taylor, Merce Cunningham o Mark Morris.

Invitados

La temporada se prolongará durante el verano, como ya es habitual, con varias grandes compañías invitadas. Si el año pasado las atracciones fueron el Ballet Nacional de España y el Ballet Real de Dinamarca, este verano la expectación está creada por el Kirov de Leningrado y el London Festival Ballet. Hace 25 años quela más prestigiosa compañía clásica del mundo no actuaba en el Metropolitan, y la afición neoyorquina bulle ante la perspectiva de tres semanas de las esencias petersburguesas en que presentarán joyas de su repertorio nunca vistas en Nueva York. La bailarina española Trinidad Sevillano -recientemente galardonada con el premio de la revista Dance and Dancers como bailarina del año en el Reino Unido- será, sin duda, una de las atracciones de la presentación neoyorquina del London Festival.