"Paciencia"
EN MUY pocos años, la compañía japonesa Recruit, un gigante de las telecomunicaciones, ha pagado al partido en el poder, el Liberal Democrático (PLD) y al propio primer ministro más de un millón de dólares en concepto de contribuciones electorales a su organización política a cambio de ventajas en los mercados, cuyo alcance exacto aún no ha sido determinado.El escándalo toca directamente al corazón del consenso político conservador que gobierna a Japón prácticamente desde el término de la II Guerra Mundial. Es asombroso que nadie haya hablado de dimisión del Gobierno, y más contando con que el índice de popularidad del Gabinete de Takeshita ha caído por debajo del 10%. O tal vez precisamente por ello. Una convocatoria anticipada de elecciones generales podría provocar un descalabro para el PLD. Sin embargo, tras casi 40 años de poder, la oposición parece incapaz de plantear alternativas serias de gobierno a un partido en cuyo haber está el espectacular éxito económico del país. Queda por ver cuál será el resultado de las elecciones al Senado que tendrán lugar en el mes de julio.
Por el momento, enfrentado con la crisis más grave que ha padecido Japón desde la posguerra, el primer ministro Takeshita ha decidido ejercitar la paciencia, capear el temporal y no dimitir. Es significativo que, ante estos propósitos, la Bolsa de Tokio haya reaccionado al alza. Pero más significativo aún de la evolución del país es el trecho que media entre esta virtud de la paciencia y la más tradicional aunque periclitada práctica del harakiri.
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