El sueño industrial de la Galicia rural y pesquera

Galicia sueña con una industrialización que permita su despegue económico, obstaculizado por el plomo que tradicionalmente soportan las alas de su economía: el sector rural y el pesquero. Un plomo que ahora pesa más, tras la parálisis económica que ha sufrido desde 1975, lentificando el proceso industrializador iniciado 20 años antes. Para lograr el despegue, la comunidad dispone del tercer presupuesto bruto más relevante del Plan de Desarrollo Regional de España, 1,039 billones de pesetas, sólo superado por los de Andalucía y Castilla y León. Alrededor de la cuarta parte podría ser aportado por la Comunidad Europea, según los cálculos de la Xunta.

El desarrollo de la industria naval y la implantación de grandes empresas españolas e internacionales de los sectores del automóvil, aluminio, celulosas y petróleo a partir de 1955, supuso la primera industrialización de Galicia. Una industrialización que localizó su desarrollo en dos puntos muy concretos, las áreas de La Coruña-Ferrol y Pontevedra Vigo, agudizando aún más los fuertes desequilibrios de la estructura industrial gallega. Casi las tres cuartas partes del valor añadido bruto (VAB) regional corresponde a las provincias de La Coruña y Pontevedra. La población gallega es eminentemente rural y pesquera. En el sector primario trabajaba en 1987 el 45,6% de la población, frente a una media del 17% en España. Este sector aportaba el 11,4% del PIB (producto interior bruto) regional, casi el doble del 6,4% correspondiente a la media. española. En la zona rural, en entidades de menos de 2.000 habitantes, vive el 76% de la población total de Galicia. Las tasas de paro del campo gallego son bajas, pero a costa de un elevado subempleo. Muchas de las explotaciones agrarias orientan su producción más hacia el autoconsumo que hacia el mercado, de manera que favorecen una excesiva diversificación que dificulta la especialización, en un sector eminentemente minifundista.El conselleiro de Economía y Hacienda, Fernando Salgado, ha destacado entre los proyectos del PDR en el sector primario "la concentración parcelaria de 100.000 hectáreas, la mejora de la infraestructura de 2.700 núcleos rurales, la mejora y racionalización de 25.000 explotaciones agrarias, el saneamiento de 900.000 cabezas de ganado y la plantación de 100.000 hectáreas de bosque".

En opinión de Salgado, para que la región pueda afrontar con garantías el reto del Mercado único Europeo "hay que renovar la estructura productiva de Galicia y mejorar la competitividad de nuestras empresas y productos, poner los cimientos de un Mercado único Gallego".

Obras de infraestructura

La Xunta aportará a ese intento 575.000 millones de pesetas, la Administración central 308.000 millones, y las corporaciones locales 151.000 millones. Buena parte de estas inversiones se dedicarán a infraestructuras. Las carreteras absorberán 230.000 millones (autopista Guísamo-Fene, autovías Porriño-Tuy, La Coruña-Lugo-Benavente, Vigo-Orense-Benavente), la vivienda más de 60.000 millones, la infraestructura agraria 58.000 millones, y los puertos y transportes marítimos 43.000 millones (Vigo, La Coruña, El Ferrol, Marín y Villagarcía de Arosa). Con este dinero "hay que mejorar la accesibilidad interior y exterior de Galicia, ampliar y adecuar las instalaciones portuarias, modernizar el sistema de transportes, acondicionar el abastecimiento de aguas, el saneamiento de núcleos urbanos y el saneamiento integral de las rías", explica Salgado.

La Galicia húmeda que todos conocemos tiene importantes deficiencias hidráulicas que convierten en una catástrofe los inviernos secos como el de este año. El PDR: destina 50.000 millones a este sector.

Para educación (Galicia tiene una tasa de 66 analfabetos por cada 1.000 habitantes) se destinan 75.000 millones, para el desarrollo empresarial 48.000 millones, para sanidad casi 30.000 millones.

La Xunta ha calculado unas aportaciones comunitarias de 250.000 millones, a razón de 114.600 del FEDER, 87.000 del FEOGA-Orientación y 49.000 del Fondo Social Europeo.