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El filtro de Europa

Interior adopta toda clase de medidas para evitar la entrada en España de extranjeros sin dinero

Andreu Missé

Las autoridades españolas quieren impermeabilizar la Península. La unificación aduanera europea prevista para 1993 prevé un severo control para evitar la llegada de inmigrantes sin dinero procedentes de África y Latinoamérica. La entrada desde Marruecos a través de Melilla, por ejemplo, se ha protegido con alambres de espino, muros, sensores, televisores y arcos de detección de metales. Con este control se pretende evitar el paso de inmigrantes sin dinero y trabajadores ilegales. En 1988, 57 millones de extranjeros entraron en territorio español sin apenas problemas y muchos decidieron quedarse sin permiso. Todo ha cambiado desde el domingo 26 de marzo. Ese día España se convertió en el filtro de Europa.

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El Ministerio del Interior, desbordado por la avalancha de latinoamericanos y africanos que eligen nuestro país como lugar de residencia y de trabajo, ha comenzado a reforzar los pasos fronterizos y a tomar medidas administrativas. Desde el domingo 26 de marzo Interior está aplicando un nuevo reglamento para detener la ola de trabajadores ilegales. Desde entonces Madrid-Barajas, Tenerife, Las Palmas, Tuy, Algeciras, Málaga y Barcelona han entornado sus puertas y España ha pasado a ser la cancela del continente.Según la orden ministerial publicada el pasado 6 de marzo en el Boletín Oficial del Estado, las autoridades españolas están impidiendo la entrada a los extranjeros que no acrediten recursos económicos. Todos los visitantes deberán mostrar a la Guardia Civil o a la Policía el billete de vuelta a casa o con destino a otro país y 5.000 pesetas por persona y día, con un mínimo de 50.000. Interior aún no posee datos sobre cuantas personas han resultado afectadas por la nueva normativa.

El firmante de la nueva reglamentación de entrada en España, el ministro del Interior, José Luis Corcuera, cree que impermeabilizar las fronteras españolas será un "esfuerzo importante". La entrada por mar seguirá siendo el punto flaco aduanero español. En el estrecho de Gibraltar comienza a ser común la presencia de embarcaciones con personas que pretenden entrar ilegalmente en España. Algunas no logran alcanzar el continente y la tragedia marca el final de la aventura para sus pasajeros. Eso ocurrió hace pocas semanas cuando nueve marroquíes se ahogaron cerca de Algeciras, mientras intentaban llegar a España a bordo de una pequeña barca de madera.

En este sentido, Corcuera opina: "España debe aumentar la vigilancia marítima y para ello estamos a punto de poner en marcha una nueva división de vigilancia marítima y costera que será la Guardia Civil del Mar".

Impermeabilizar las fronteras es sólo el primer paso. En 1990, España exigirá el visado de entrada a tunecinos, marroquíes y argelinos. La medida puede extenderse a otros países, ya que según la decisión adoptada por la comisión de inmigración del Grupo Trevi, esa medida también afectará a Turquía y Yugoslavia. En estos momentos, España exige el visado de entrada, entre otros, a búlgaros, tailandeses, cubanos y haitianos.

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Las medidas que se adoptarán a partir del pasado día 26, que ampliarán la denominada ley de Extranjería, homologarán los reglamentos fronterizos españoles con los de los demás países comunitarios. Se trata de comenzar a unificar criterios antes de establecer la frontera continental única prevista para 1993.

Ilegales

En 1988, entraron en España 57.109.830 extranjeros por las distintas fronteras españolas. El volumen total de entradas y salidas afectó a 111.752.629 personas, según datos oficiales. Muchos de esos visitantes no venían a España para disfrutar de unos días de vacaciones o para cerrar un negocio; vinieron a quedarse. Sólo unos pocos fueron rechazados en la frontera, mientras que varios centenares de miles lograron penetrar en el territorio español, después de engañar a los agentes aduaneros.Muchas de las personas que eludieron los controles se convirtieron en trabajadores ilegales. Unas pocas pesetas por 12 horas de trabajo y un camastro fue una oferta suficiente para quedarse.

Según la Policía, el pasado año fueron expulsados de España 4.495 extranjeros, en su mayoría africanos. Otros 24.729, entre los que destacaban inmigrantes procedentes de Perú, Bolivia y la República Dominicana, fueron rechazados y tuvieron que volver a su país. España gastó en repatriaciones forzosas cerca de 82 millones de pesetas, 60 millones más de lo que Interior había presupuestado por este concepto.

Pese a los controles aduaneros, la cantidad acumulada de turistas que lograron cruzar la línea o pasar la barrera sin tener los permisos de residencia o de trabajo necesarios, se eleva a 250.000, según cifras oficiales. Para Cáritas ese número se eleva a 366.500.

El aumento de trabajadores ilegales ha coincidido con los primeros casos de racismo declarado en algunas zonas de España. Esta situación también ha sido determinante a la hora de adoptar medidas para evitar el efecto de queso gruyère que ofrece España en estos momentos para los inmigrantes ilegales expulsados de otros países europeos.

[El pasado día 29, fue presentado en conferencia de prensa en Madrid un documento suscrito por 10 organizaciones no gubernamentales en el que se denuncia la marginación de los inmigrantes en España. Además de criticar la política seguida por el Ministerio del Interior, en el documento se pide, entre otras cosas, la sustitución de la ley de Extranjería por una ley de emigración, la regularización de la situación de los emigrantes sin documentación y la lucha contra los brotes de xenofobia y racismo presentes en la sociedad española en la que, dijeron, recientemente se tiende a identificar "inmigrantes iegales con delincuentes"].

60 puestos fronterizos

De los 57 millones de extranjeros que entraron en España durante 1988 por alguno de los más de 60 puestos fronterizos, 16.646.442 lo hicieron en avión. 1.531.498 desembarcaron en alguno de los puertos del litoral. Sólo en el de Algeciras se registraron 489.382 entradas, en su mayoría personas procedentes de Marruecos.En el paso fronterizo hispanoportugués de Tuy se sellaron 2.632.253 entradas por carretera, y en Irún y La Jonquera, las puertas del turismo europeo por excelencia, pasaron con destino al interior de la península 5.106.148 extranjeros en el control vasco, y 9.863.928 en el catalán. La cifra de La Jonquera marcó el récord de entradas en España durante el pasado año. Sólo las estadísticas de 1989 permitirán saber si el filtro previsto por Interior ha funcionado.

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