El Cádiz Club de Fútbol compra el piso de la señora María para evitar su desahucio
El caso ha puesto en pie de guerra al barrio de El Pópulo, el más antiguo de Cádiz, en contra de la conversión de viviendas en alquileres turísticos
María Muñoz, la anciana de 88 años que iba a ser desahuciada de su casa de alquiler en Cádiz incapaz de adquirirla, recibió ayer una visita que ha cambiado su sino. “Mi madre preguntó quién venía y le contesté que eran los Reyes Magos”, rememora su hija Eva Orihuela, ostensiblemente emocionada. Resultó que eran el presidente del Cádiz Club de Fútbol, Manuel Vizcaíno, acompañado de su vicepresidente y del gerente de la fundación del equipo, con un regalo bajo el brazo. Venían a anunciar a Muñoz que la entidad está en trámite de adquirir el piso, ubicado en El Pópulo, con la intención de mantenerle la renta y evitar un desahucio que ha desatado la indignación entre los vecinos del barrio más antiguo de la ciudad, asediado por los alquileres turísticos.
La mujer seguirá pagando “de por vida” los 97 euros por el bajo interior en la calle del Mesón en el que lleva viviendo desde hace 57 años, según confirma Orihuela y ha adelantado el medio local Cádizdirecto. Para ello, la Fundación del Cádiz C.F. ya ha dado la fianza para atar una compraventa que se materializará en los próximos días, según confirman desde el club, que han preferido no hacer más declaraciones. “El protagonismo no queremos que sea nuestro”, han matizado desde el equipo. Los 10 actuales propietarios —herederos del alcalde durante el franquismo, Emilio Beltrami— tenían la vivienda a la venta por 147.000 euros y la cifra final de la compra ronda esa cantidad, según explica Orihuela.
La anciana ha evitado el desahucio a apenas 14 días de que se ejecutase. Muñoz, que cobra una pensión de 1.180 euros, se vio en esa tesitura después de que hace ocho años muriese su marido y, por desconocimiento, no subrogó el contrato de renta antigua que estaba a nombre de su esposo. A los tres meses, los propietarios le ofrecieron rubricar un nuevo documento en el que se mantenía el precio bajo, pero ya se circunscribía al marco legal del momento.
Los arrendadores empezaron a vender los 12 pisos que componen la finca de la calle Mesón, 9 —un inmueble histórico ubicado junto al Teatro Romano de Cádiz— a nuevos propietarios que decidieron dedicarlos a alquiler turístico. Hasta que llegó el turno de Muñoz. Tras no poderse marchar, incapaz de encontrar una renta asumible para poderla pagar con su pensión o la ayuda de sus hijas, el caso acabó judicializado. Una sentencia de diciembre de 2022 dio la razón a los Beltrami y un aplazamiento del desahucio por vulnerabilidad —la anciana sufre una frágil salud— dieron algo de oxígeno a Muñoz y los suyos, pero el lanzamiento del próximo 26 de junio parecía ser el definitivo.
Orihuela tuvo conocimiento de que la suerte de su madre podría cambiar hace apenas una semana: “Me llamó Pepe Mata [gerente de la Fundación del Cádiz C.F.] y cuando me dijo lo que habían pensado me puse a llorar, no daba crédito”. Fue este miércoles cuando el propio Mata, junto a Vizcaíno, y el vicepresidente del equipo, Rafael Contreras, fueron a casa Muñoz, según el relato de su hija. “No vieron ni la casa. Vinieron súper humildes, no querían medios. Venían a lo que venían, a dejar a mi madre en su casa. Vizcaíno le dijo a mi madre: ‘María, tú ya eres la dueña y señora de esta casa, que no te vaya a vacilar nadie”, añade Orihuela.
La hija asegura que su madre está “muy feliz”. Durante la visita de los directivos del Cádiz, apenas podía creerse que no iba a tener que marcharse del inmueble. “Lo único que decía es ‘¿pero entonces ya no me tengo que ir de aquí? ¿Puedo dejar mis cosas?”, añade Orihuela, sobre la reacción de la anciana, que ha vivido estas semanas con una gran tensión. La familia de Muñoz había intentado, sin éxito, negociar con los propietarios prorrogar la estancia en la casa, mientras que Agustín Rubiales, un constructor gaditano conocido por sus actos de filantropía, rehabilitaba una promoción en la que le había ofrecido una casa en alquiler a bajo precio.
El caso de Muñoz abrió la espita del enfado en el barrio de El Pópulo, un céntrico barrio que décadas atrás sufrió los problemas de la droga y la prostitución. Las inversiones de rehabilitación de viviendas con fondos europeos —como los que recibió la finca donde vive Muñoz— y el empuje de los vecinos consiguió transformar el barrio como un punto de encuentro de la comunidad LGTBI de Cádiz y de la artesanía local. Pero en el último lustro se ha larvado otro cambio más: la conversión de muchos pisos de El Pópulo en alquiler turístico, bajo el paraguas legal de Viviendas de Uso Turístico (VUT) de la Junta de Andalucía.
Hasta ocho viviendas de Mesón, 9 —la finca donde vive María— han llegado a aparecer en el registro de la Consejería de Turismo de Andalucía como alquiler turístico. Pero cinco de ellas han acabado rechazadas y tres más están en ese proceso, después de que el anterior equipo de gobierno de José María González Kichi cambiase el plan general para prohibir el hospedaje turístico en fincas que no sean de alto grado de protección patrimonial.
El problema del alquiler turístico se ceba con una ciudad en la que un cóctel de falta de oportunidades de trabajo y escaso espacio urbano para la construcción de viviendas ha provocado que la capital pierda un tercio de su población en los últimos 30 años. Por eso, tanto Orihuela como la Plataforma de Vecinos y Amigos de El Pópulo han decidido mantener una concentración a las puertas de la casa de Muñoz para el próximo 26 de junio, día que estaba fijado para el desahucio, a las 10 de la mañana, para decir “basta”. “Seguimos porque hay muchas Marías en Cádiz, lo de mi madre se ha solucionado, pero hay gente que lo sigue pasando mal”, avanza Orihuela.
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