_
_
_
_
_
CIENCIA

Un feto recibe en el interior del utero materno células embrionarias procedentes de abortos

Un bebé de siete meses fue sometido el pasado junio en Lyón (Francia) cuando era un feto de 30 semanas y se encontraba en el útero materno, a la transferencia de células embrionarias humanas, extraídas de productos de aborto. Las células fueron inyectadas en el cordón umbilical de David para paliar la inmunodeficiencia que padece el bebé, una gravísima enfermedad hereditaria que parece haber mejorado tras este experimento sin precedentes.

Los padres, de nacionalidad francesa, estaban desesperados. Después de que suprimir hijo muriera a los siete meses a causa de una rara forma de inmunodeficiencia, recibieron más noticias alarmantes. Su segundo hijo, nacido en agosto del pasado año, sufría de también de síndrome del linfocito desnudo, la misma enfermedad hereditaria, casi siempre mortal. Podrían haber optado por el aborto o autorizar a los médicos a intentar en su futuro hijo, tras el parto, el mismo tipo de transplante de glóbulos' blancos que se realizó en su primer vástago. Pero la pareja escogió una tercera opción histórica: su hijo recibiría el primer transplante de células fetales humanas que se practica a un embrión en el interior del útero.El experimento se practicó el pasado junio sin ser difundido y fue comunicado recientemente en un congreso científico en París. La operación se realizó cuando David era un feto de 30 semanas y los resultados han sido destacables. Aunque ha sido confinado en una burbuja estéril de plástico desde su nacimiento, David, que ahora tiene siete meses de edad, parece disponer de un sistema inmunitario que está mejorando. Si todo va bien, el niño podrá abandonar el habitáculo al final del verano. Aunque su supervivencia no está asegurada, la experiencia ayudará a los científicos a desarrollar formas de corregir otras enfermedades congénitas y hereditarias a través del transplante de células fetales.

Millones de células

Esta acción sin precedentes fue practicada por dos relevantes médicos de Lyón: Jean Louis Touraine, un inmunólogo del hospital Edouard-Harriot, y Daniel Raundrant, un obstetra del Hospital Hotel Dieu. Los doctores querían tratar a David cuando se encontraba todavía dentro del vientre de su madre porque pensaban que si tal acción se realizaba precozmente, tenía mayores posibilidades de éxito. Los médicos tomaron siete centímetros cúbicos de líquido, conteniendo alrededor de 16 millones de células inmunitarias del hígado y el timo de dos fetos muertos, productos de aborto, e inyectaron este material en el cordón umbilical de David, quien, antes de su nacimiento, recibió otra transfusión con más células. Los análisis revelaron que las células transferidas se habían multiplicado en el hígado, bazo y médula ósea de David. Esto hecho demostraba que su sistema inmunitario podía llegar a ser normal.Los médicos se muestran cautos. "Aún no hemos salido del apuro", manifestó Raudrant. Pero el bebé puede correr mejor suerte que otro enfermo de inmunodeficiencia, también llamado David, el niño burbuja que vivió sus 12 años de existencia en un habitáculo estéril, antes de que muriera en Houston (Texas, EE UU), en 1984.

El uso de fetos procedentes de abortos con fines terapéuticos es un campo prometedor pero muy controvertido. Se han trasplantado órganos fetales en niños y células embrionarias para tratar la enfermedad de Parkinson en los adultos. Los partidarios del derecho a la vida se oponen a esta práctica, a menos que la madre haya sufrido un aborto involuntario. Para los padres de David, el asunto estaba claro: sólamente se disponía de productos de aborto y sin la transferencia de células su hijo no hubiera tenido oportunidad de sobrevivir.

Copyright: Time.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_