Un relámpago en la tormenta
El situacionismo nació, a finales de la década de los cincuenta, como rechazo simultáneo a las sociedades burocratizadas y al capitalismo consumista. Su arraigo en medios intelectuales y estudiantiles fue la semilla que años después floreció por un día en la revuelta de mayo de 1968. Su desprecio por las normas convencionales de comportamiento, por los valores impuestos por las sociedades capitalistas desarrolladas, por la cultura urbana, fue clasificada por la sociología al uso entre los movimientos utópicos. El situacionismo defendió la consecución de un tipo de vida basado en las posibilidades de realización personal, de ocio, de no renuncia al placer.Su vigencia fue tan efímera como su influencia. Consecuente con sus propios planteamientos, la Internacional Situacionista se autodisolvió antes de querer perpetuarse en una caricatura de sí misma, como ocurrió con muchos otros movimientos culturales o políticos que acamparon en el extrarradio de la sociedad establecida. Su fuerza fue la del relámpago en la tormenta. Iluminar con estruendo unas relaciones sociales, políticas y culturales, y desaparecer en el horizonte. Su carácter crítico, subversivo, tal vez haya sido más eficaz para disolverel anquilosamiento del pensamiento considerado de izquierdas que para frenar un consumismo desbocado travestido en cultura.