Un país que intenta salir del barro
El Congo ejerce un papel político de moderador en África central mientras vive inmerso en la crisis
El acuerdo de Brazzaville, el pasado 13 de diciembre, significó un paso decisivo para la futura independencia de Namibia y la pacificación de Angola. Representó también el reconocimiento internacional a un régimen marxista-leninista que en lo político parece seguir los dictados de Cuba y de la URSS y en lo económico sigue en manos de Francia. Hoy el Congo vive sumido en la crisis, ha puesto en marcha un programa de ajuste y de su revolución izquierdista sólo queda, como signo más evidente, la profusión de fusiles kalashnikov en manos de los siempre presentes milicianos.
El barrio de Poto-Poto, el corazón popular de Brazzaville, la capital del Congo, es un hervidero. Ahora, en la pequeña estación seca, reina el polvo, pero poto-poto quiere decir en lengua lingala fango, una realidad predominante en este país tropical, cuyas dos terceras partes de su superficie son un inmenso bosque inexplotado.Brazzaville es una ciudad desmesurada. Allí vive un tercio de la población de un país casi deshabitado, que cuenta con un total de 1,8 millones de personas para una extensión de 350.000 kilómetros cuadrados. La densidad demográfica es 20 veces inferior a la española. Por donde quiera que se vaya el espectáculo es una sucesión de camiones y microbuses abarrotados de personas, de vagones de tren atestados, de plataformas invadidas por los trashumantes. La población del Congo ha abandonado la selva y la sabana para instalarse en las ciudades, al lado de
donde puede verse algún rastro de riqueza.
Un espejismo
El Congo es un país potencialmente agrícola, pero de la colonización heredó una estructura de país superindustrializado. El 54% de su producto interior bruto (PIB) proviene de la industria, incluido el petróleo; el 32% lo generan los servicios, y sólo el 8% es fruto de la agricultura. Sin embargo, ese reparto de una renta generada de 2.000 millones de dólares, poco más o menos el montante de su deuda externa, es sólo un espejismo. La mitad de la población sobrevive de la agricultura en un país absolutamente dependiente de la importación de alimentos.En el terreno político se reproducen los contrastes. El primer presidente tras la independencia, en 1960, fue el abad Fulbert Youlou, quien se hacía confeccionar las sotanas por Christian Dier. La entrega absoluta a los intereses occidentales, el apoyo a Kasaviibu y después a Tsomb, en detrimento de Lumumba, con,ocasión de las turbulencias del vecino Zaire, contagiaron la revolución y, con ella, la caída del clérigo gobernante. El Congo fue el primer país africano que asumió un régimen marxista-leninista, pero vivió entre golpes de Estado hasta que el 5 de febrero de 1979 el entonces coronel Denis Sassou Nguesso asumió el poder.
El último decenio ha sido definido como el de la estabilidad política. En las calles de las ciudades a:bundan los carteles con la efigie del presidente y las leyendas de "la fuerza tranquila" o "el camarada benefactor". Pero la realidad de la fuerza del régimen son los milicianos, que proliferan, kalashnikov en ristre, hasta en la más pequeña de las aldeas del interior. El país sigue estando estrangulado.
Hace 10 años pareció que había llegado la prosperidad al Congo. Comenzó el boom del petróleo. La producción de seis millones de toneladas proporcionó en 1985 más de la mitad del PIB nacional y el 75% de las rentas del Estado. Resultado de ese esplendor son algunos elegantes edificios de Brazzaville. El Gobierno puso en marcha un programa sanitario estimable que ha proporcionado un médico por 5.000 habitantes y un ayudante sanitario por cada 790, una relación envidiada en el continente africano. Aun así, el SIDA afecta a más de un 6% de la población, y el paludismo y la enfermedad del sueño son enfermedades que recobran fuerza.
La escolarización alcanza al 97% de la población infantil y juvenil, que representan más de la mitad de los habitantes del país. Pero las escuelas del Congo sirven para encubrir el paro.
El sueño de la expansión se acabó de repente. El barril de petróleo bajó de 35 dólares a menos de 17, mientras el dólar pasó de valer 450 francos CFA (la moneda común del África francófona) a menos de 300 en la actualidad. Hoy el Congo es el país más endeudado por persona de África. En la época de la expansión surgió una minoritaria burguesía y una clase funcionarial sobredimensionada que con la crisis han alentado la corrupción. Sin llegar a los excesos de Estados colindantes, "no hay contrato que se firme que no lleve incluida comisión", afirma un técnico extranjero. En la calle se habla de una encuesta silenciada que demostraba que el 40%. de la ayuda internacional se queda en Suiza. En el Norte hay 80 kilómetros de carretera asfaltada, construida por empresas brasileñas, que van de ningún sitio a ninguna parte. "Fue el capricho de un ministro", comenta un funcionario.
Precio 'democrático'
Ni el número de taxis, coches particulares de lujo, prostitutas en los hoteles ni bienes de consumo a la venta hacen pensar que impere un régimen marxista, aunque se anuncian apartamentos de alquiler a "precio democrático". El general Sassou tuvo la energía de iniciar un plan de ajuste severo en 1986, apoyado por el Fondo Monetario Internacional (FMI). La ayuda de la CE, de la banca mundial, de la URSS y sobre todo de Francia no llega para continuar los proyectos iniciados, y la impresión es la de un país interrumpido.Mientras el Congo intenta salir del barro, el paro y la pobreza siguen creciendo. El pasado 14 de febrero, el presidente Sassou, al referirse a la discriminación de ayuda financiera que sufre su país por estar considerado como de renta intermedia, recordó que ese trato no es sino "una incitación a optar por una política de subdesarrollo".
Entre Cuba y Francia
Congo se ha desembarazado de la imagen revolucionaria que inspiraba la desconfianza de sus vecinos. Hoy mantiene buenas relaciones con Centroáfrica y Camerún. Ha eliminado las tensiones con el vecino Zaire y disminuido los conflictos fronterizos con Gabón.Su alineamiento con la URSS, país con el que tiene firmado un tratado de amistad desde 1981, no le ha impedido reforzar las relaciones económicas y políticas con Francia. Los soviéticos proporcionan asistencia militar y sanitaria, pero Europa sostiene el comercio. España compra el 15% del petróleo congoleño. En 1984 Brazzaville recibió la visita del Rey, quien desde entonces mantiene contactos con el presidente Sassou.
La relación más estrecha es la que mantiene con Cuba. El sur del territorio congoleño sirvió en 1975 de base logística para la Operación Carlota, con la que las tropas de Fidel Castro sostuvieron el régimen de Angola. En los alrededores de Punta Negra están instalados 1.000 técnicos militares cubanos. La capacidad de maniobra de Sassou Nguesso quedó de sobra demostrada el pasado año, cuando logró sentar a negociar durante seis meses a surafricanos y cubanos.
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