Éxito parcial de la huelga general de dos días en Brasil

El paro general de dos días terminado ayer en Brasil fue apenas parcial. La huelga había sido convocada por las dos principales centrales sindicales como protesta contra la política económica del Gobierno, pero obtuvo apenas escasa adhesión en las grandes ciudades del sur industrializado del país.Aun en estas circunstancias, no se considera que el débil y criticado presidente, José Sarney, haya conseguido una victoria política. Las encuestas demuestran un repudio general de la población hacia su plan verano, que mantiene las tasas de interés en niveles estratosféricos e impone sensibles pérdidas a los que apenas viven de su sueldo.

Un gigantesco aparato policial fue movilizado por las autoridades, que temían la repetición sucesos como los que ocurrieron hace pocos días en Venezuela. Pero la disciplina de los huelguistas fue admirable.

La huelga obtuvo éxito donde se logró la paralización de los transportes colectivos. Este ha sido el caso de Río de Janeiro, donde miles de personas de la periferia no tenían ningún medio para llegar a su trabajo.

En Sao Paulo, la ciudad más grande del país y principal centro industrial, bancos y comercios trabajaron normalmente, pero las escuelas y funcionarios municipales se adhirieron al paro. Fue casi total la paralización en los suburbios industriales de la ciudad, pero hay otra explicación para este hecho: ya antes de la huelga general proseguían diversos paros dirigido por el poderoso sindicato de los metalúrgicos. La gran ciudad fue semiparalizada por su propia alcaldesa, la recién electa Luisa Erundina, del Partido de los Trabajadores. Ella determinó que la compañía municipal de transportes colectivos, responsable de un tercio de los autobuses que circulan por Sao Paulo, respetase la huelga.