Lola Flores cree encarnar a Morena Clara en el banquillo
Lola Flores declaró ayer, en un descanso del juicio que se sigue contra ella por no haber declarado a Hacienda en los años 1982 a 1985, que se siente como si estuviese haciendo otra vez la película Morena Clara.Ataviada con un conjunto que simulaba una torera estampada en tonos blanco y negro y cazadora de piel, Lola Flores se mostró más relajada que en la primera sesión del juicio. Su negativa a hacer declaraciones a los medios informativos el primer día había sido interpretado como una señal de que había vendido la exclusiva de sus sentimientos en el banquillo.
Sin embargo, ayer, en un descanso de la vista, manifestó ante un enjambre de cámaras y micrófonos: "Creo en la justicia, porque ante todo creo en Dios. Todo esto me lo tenía que haber avisado antes el señor Borrel y el señor Solchaga, porque hasta el fiscal, que trabaja para el Estado, ha dejado claro que toda la vida no he hecho más que trabajar".
Preguntada por lo que pensaba en el banquillo de los acusados dijo: "Me acuerdo mucho de Miguel Ligero. Es como si estuviera haciendo otra vez Morena Clara. (Miguel Ligero, fallecido hace 20 años, hizo dos versiones de Morena Clara, una con Imperio Argentina y la segunda con Lola Flores. La película narra la historia de dos hermanos de etnia gitana que roban unos jamones y se sientan en el banquillo).
La artista aseguró que Hacienda le tiene embargados bienes por valor de más de 200 millones de pesetas y que a partir de ahora llevará libros de contabilidad. "Creo -dijo Lola- que no hay dinero en el mundo para pagar esta imagen que yo estoy dando al mundo entero y a España. Creo que eso vale mucho dinero, cogerme un poco como conejo de indias".
Me han llamado de Buenos Aires, Colombia y de muchos sitios, -añadió- porque querían ponerme un cojín de terciopelo en los pies, y otro donde me siento".
Los testigos propuestos por el fiscal, en su mayoría personas que habían contratado galas o actuaciones con la artista, ratificaron mayoritariamente los ingresos que figuran en las actas de la inspección de Hacienda y que se han incorporado al sumario. Sin embargo, en su gran mayoría afirmaron también que los gastos de vestuario, viajes, hoteles, manutención, personal y equipo, así como otros de maquillaje o peluquería corrían por cuenta de la bailaora.
Inspector fiscal
El último testigo del fiscal fue José Luis Carrero, el inspector de Hacienda que investigó los ingresos y gastos de la artista entre 1982 y 1985. Dijo que la inspección fue laboriosa, porque al principio no tenían datos y tuvieron que obtenerlos de lo publicado en revistas y periódicos. Agregó que no trabajó sólo, sino que le ayudaron la Unidad Central de Investigación de Hacienda y las Delegaciones provinciales que también le proporcionaron datos. El inspector Carrero declaró que Hacienda no debe investigar a contribuyentas que sólo tienen una nómina, sino a otros que disponen de medios para ocultar sus rentas.
El presidente del Tribunal Félix Alfonso Guevara, declaró impertinentes las preguntas del defensor de la cantante, José María Stampa sobre si se eligió a Lola, Schuster o Pedro Ruiz por ser populares y ejemplos sobre el resto de los contribuyentes. El testigo tuvo que admitir que antes de disponer de datos sobre la existencia de un delito enviaron el expediente de Lola Flores a la unidad de represión del fraude fiscal, lo que evidenciaba la persecución debido a la fama de la cantante. No supo explicar por qué había establecido el 51% de los ingresos como gastos en las actuaciones de la cantante.
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