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Bush pide a Israel y a la OLP que desactiven la 'intifada'

Francisco G. Basterra

Estados Unidos solicitó ayer a Israel y a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) concesiones mutuas para desactivar la insurrección palestina -la intifada- en los territorios ocupados de Gaza y Cisjordania y crear un clima de confianza que permita futuras negociaciones de paz. Pero un portavoz del líder de la OLP, Yasir Arafat, consideró en Nueva York "insuficientes" y "demasiadopoco y demasiado tarde" las propuestas que el presidente George Bush y el secretario de Estado, James Baker, presentaron al ministro israelí de Exteriores, Moshe Arens, que visita oficialmente Washington.

Estados Unidos pedirá oficialmente a Arafat, en una segunda reunión formal con la OLP en Túnez en las próximas dos semanas, la suspensión de las manifestaciones en Cisjordania y Gaza, el cese de las distribución de panfletos "incendiarios" y la detención de los ataques contra Israel, desde el sur de Líbano. A cambio, el presidente presiona a Israel para que libere a algunos palestinos detenidos en los' 15 meses de revuelta, acabe con las detenciones administrativas de miles de palestinos (sin garantías judiciales de ningún tipo) y reabra las escuelas en los territorios ocupados.A falta de una política definida sobre Oriente Medio, la Administración de Bush pone encima de la mesa estas "nuevas ideas" para la mejora del clima entre palestinos e Israel que permita algún tipo de negociación futura de paz. Washington descarta por el momento una conferencia internacional, como insiste la URSS, para resolver este histórico conflicto. Y a diferencia de anteriores administraciones, estima que no debe proponer un enésimo plan de paz que considera -dada la situación de enfrentamiento sobre el terreno- destinado a un nuevo fracaso.

"Rechazo totalmente la idea de que nosotros detengamos la intifada mientras continúa la ocupacion israelí", declaró ayer Nabil Shaat, presidente del comité político del Consejo Nacional Palestino, que ha participado en Nueva York en una conferencia, sin precedentes en Estados Unidos, que ha sentado en la misma mesa a representantes de la OLP y a diputados de la Knesset (Parlamento) de Israel y a ex miembros de las fuerzas armadas israelíes. El departamento de Estado concedió visados a tres miembros de la OLP para que acudieran al encuentro, celebrado en la universidad de Columbia.

"Somos el único pueblo ocupado del mundo al que se le pide que se abstenga de expresarse contra la ocupación. Esto es ridículo; es realmente una doble moral", explicó Shaat. Aunque el miembro de la OLP precisó que será Arafat quien responda oficialmente en Túnez a las ideas norteamericanas, expresó su convencimiento de que las rechazará.

La OLP mantiene que no puede haber un fin a la intifada o medidas interinas si no hay a cambio un reconocimiento del derecho palestino a establecer un Estado nacional. Los políticos israelíes que han acudido a la conferencia de Nueva York son de los partidos izquierdistas -ninguno de la coalicion en el Gobierno- y del movimiento Paz Ahora.

Política de pasos prácticos

Bush insistirá en esta política de pasos prácticos cuando en abril reciba al primer ministro israelí, Isaac Shamir, al presidente egicpcio, Hosni Mubarak, y al rey Hussein de Jordania. Estados Unidos, sin demasiada convicción, estima que si Israel y la OLP se demuestran mutuamente su buena voluntad será más fácil iniciar un proceso de paz. La nueva Administración de Bush esta convencida de que "la paz en Oriente Medio no puede hacerse en EE UU. Son las partes implicadas quienes deben tomar las decisiones; todo lo que podemos hacer es ayudarles a establecer los cimientos de un diálogo", explicó un alto funcionario.

Pero observadores y expertos norteamericanos en la región son muy escépticos ante este intento norteamericano que pide mucho más a los palestinos que a Israel y que puede ser interpretado como echar una mano a Israel para ayudarle a solucionar un problema de "orden público" en los territorios ocupados. Para superar esta visión negativa la Administración de Bush parece dispuesta, por primera vez, a hablar con la OLP no sólo sobre su abandono del terrorismo sino sobre cuestiones políticas que incluirían el estatuto final de los territorios ocupados.

Moshe Arens, en sus tres días de visita a Washington, podrá comprobar un importante cambio de actitud de la comunidad judía de EEUU y del lobby israelí en el Congreso, que comienzan a cansarse de la inflexibilidad de Shamir. Los métodos empleadospara responder a la intifada y la violación consiguiente de derechos humanos de los palestinos -condenada incluso por el departamento de Estado- han dañado la imagen de Israel en EE UU incluso entre sus más acérrimos defensores.

Al mismo tiempo, las ofertas de paz y de renuncia al terrorismo de Arafat erosionan el apoyo hasta ahora incondicional al Estado israelí. El 52% de los norteamericanos, por primera vez más de la mitad de la población, tiene una impresión desfavorable de Israel, según un sondeo recién publicado. El mensaje es, explica un congresista miembro del grupo de presión proisraelí, que Israel debe hacer algo y presentar una iniciativa de paz para resolver elconflicto palestino.

Judith Kipper, experta de la Brookings Institution, explica que aunque Israel conserva un respaIdo profundo y permanente en en el país, "los norteamericanos de todos los colores están preocupados. La revuelta palestina ha roto el status quo y la respuesta israelí es inaceptable".

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