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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Opinión sobre la droga

Los drogodependientes de la heroína están considerados por la Organización Mundial de la Salud como enfermos, y por tanto, tienen los mismos derechos que el resto de los adictos a otras drogas, como morfinómanos, alcohólicos, fumadores, etcétera, a que dicha droga sea autorizada con control médico y su fabricación en los laboratorios farmacéuticos y posterior venta con receta médica en las farmacias.También, mediante división por zonas, ser inyectada la heroína en los hospitales por médicos especializados, que pueden ir rebajando las dosis al mismo tiempo que administrando complejos vitamínicos que puedan estimular a estos enfermos a dejar la droga. Está demostrado que el heroinómano delinque forzosamente ante el elevado precio en el mercado clandestino que alcanza laheroína, puesto que el heroinómano, al igual que el morfinómano, una vez inyectado, no comete actos delictivos.

El 90% de los heroinómanos ingresa en prisión, lo que demuestra el gran fracaso del Plan Nacional sobre Droga y los centros de salud, auténticos pasatiempos que lo único que consiguen es demorar el tiempo entre la excarcelación y nuevo ingreso en prisión.

En dichos centros de salud existen tres formas, según los expertos, de curación: la ambulatoria, la hospitalaria y las comunidades terapéuticas.

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Analicemos la primera, la ambulatoria, que consiste en acudir a dicho centro de salud, pero comprometiéndose un familiar a vigilar al enfermo las 24 horas, lo que demuestra por parte de los expertos un desconocimiento de la conducta de dichos enfermos.

La segunda es la hospitalaria, que consiste en el internamiento en una unidad de desintoxicación durante un período de tiempo que suele durar entre 9 y 12 días, y cuando sale tiene que acudir de nuevo al centro de salud, a charlas y pastillas, con lo que el enfermo se aburre y vuelve a recaer en la droga.

Y por último, las comunidades terapéuticas, que, dadas las pocas plazas que existen y el elevado número de enfermos, obligan a esperar largas listas de espera, lo que hace ineficaces dichas comunidades.

El día en que a estos enfermos se les atienda en cualquiera de las formas anteriormente citadas sobrarán cárceles, juzgados y puestos de trabajo en la Administración, como jueces, abogados, policías, funcionarios de prisiones, entre otros diversos puestos creados a costa de estos enfermos, y muchas empresas de seguridad verán rescindidos sus contratos, al disminuir el 80% de los delitos cometidos por ellos.

Tanto por las muertes por sobredosis o adulteración de la droga como por la destrucción física o psíquica de estos enfermos y de sus familiares recae la responsabilidad criminal sobre los Gobiernos que no adoptan medidas de esta naturaleza.-

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