Los "doce' se plantean aislar diplomáticamente al régimen iraní
Londres Irán anunció ayer la ruptura de relaciones diplomáticas con el Reino Unido al cumplirse el plazo de una semana impuesto por el Parlamento de Teberán para que Londres tomara medidas contra la novela Versículos satánicos, del escritor Salman Ruslidie. El ministro español de Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, no descartó ayer en Viena que los doce rompan relaciones diplomáticas con Irán. Preguntado ayer por la tarde si descartaba que la CE conteste a Teherán con su propia moneda, respondió: "No se descarta; es una de las posibilidades".
El jefe de la diplomacia española, que preside actualmente el Consejo de Ministros de la CE, señaló que la próxima reunión de altos funcionarios encargados de la cooperación entre los doce en política exterior analizaría la ruptura entre Teherán y Londres, lo que también harán los titulares de Exteriores en Bruselas el 20 de marzo.Un comunicado del Ministerio iraní de Exteriores transmitido por la agencia iraní de noticias iraní anunció ayer la ruptura de relaciones al cumplirse los siete días de plazo dados a Londres para "clarificar su postura" con respecto al libro de Salman Rushdie y no haberse recibido en Teherán respuesta satisfactoria. Las críticas a la novela por parte de la primera ministra, Margaret Thatcher, y del jefe de la diplomacia británica, sir Geoffrey Howe, no han sido suficientes para el régimen islámico. Es más, el rechazo británico del edicto condenatorio de Rushdie emitido por el ayatolá Jomeini el 14 de febrero equivale a una injerencia en los asuntos iraníes, según el comunicado.
El Foreign Office reaccionó con frialdad a la noticia, y un portavoz dijo estar esperando la notificación formal de la ruptura, que debe llegar a través de la Embajada sueca, encargada de velar por los intereses británicos en Irán. "No se rompen relaciones a través de los medios de comunicación", manifestó el funcionario. "No tenemos ninguna indicación oficial por parte del Gobierno iraní".
El 'pequeño Satán'
La ruptura de relaciones con Londres es la respuesta iraní a la decisión comunitaria de llamar a sus embajadores en Teherán en señal de protesta por la amenaza a la vida de Rushdie, y desde la caída del Sha es la primera vez que se produce en la tormentosa relación anglo-iraní. Los nacionalistas iraníes desconfían profundamente de Londres, el pequeño Satán, según los mullahs.
El Foreign. Office no se inmutó ayer ante la materialización de una medida adoptada por el Par lamento iraní hace una semana pero los familiares de los tres británicos secuestrados por militantes shiíes en Líbano -el profesor Brian Keenan, el periodista John McCarthy y Terry Waite- y del empresario británico Roger Cooper, detenido en Teherán por presunto espionaje, estaban desmoralizados.
Algunos Estados miembros de la CE preconizan un endurecimiento de las sanciones adopta das por los doce contra Irán a finales de febrero, tras la condena a muerte pronunciada por Jomeini contra Rushdie, pero el ministro francés de Exteriores, Roland Dumas, recalcó ayer que ante todo "habrá que tener en cuenta qué es lo que el Reino Unido desea obtener" de sus socios comunitarios. "Puede contar con nuestra solidaridad", añadió Fernández Ordoñez.
El castigo comunitario del me pasado consistió en llamar a consultas a los embajadores; en Teherán y en cancelar las visitas oficiales a alto nivel. La RFA es partidaria de restringir los desplazamientos de los diplomáticos iraníes acreditados en la Comunidad y de aprobar también sanciones económicas que países como Francia han empezado intentar aplicar por su cuenta reduciendo, por ejemplo, sus compras de petróleo iraní.
El ministro soviético de: Exteriores, Edvard Shevardnadze, lamentó ayer públicamente lo sucedido entre Londres y Teherán y aseguró que su país no intentaría sacar provecho de la ruptura. "Cuan, lo una cosa así ocurre", declaró, "sólo puedo decir que lo lamento". A pesar de este comentario, su homólogo norteamericano, James Baker, se mostró disgustado con la actitud de la URSS de cara a Irán, por la negativa del Kremlin de reprochar al régimen islámico su condena a muerte de Rushdie.
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