Hassan II renuncia a las reivindicaciones marroquíes sobre territorio argelino
Hassan 11 anunció ayer su renuncia definitiva a las tradicionales reivindicaciones marroquíes sobre algunas parcelas de¡ territorio argelino, en el discurso televisado que pronunció con motivo de la Fiesta del Trono. El rey de Marruecos cerró así más de cinco lustros de pleito a propósito de¡ trazado de su frontera común. La Fiesta del Trono conmemora la coronación de Hassan II como 22º soberano de la dinastía alauí& ,emparentada en línea directa con el profeta Mahoma.
Las calles del reino jericiano están estos días engalanadas con bombillas de colores, banderas nacionales y retratos del monarca, y la población disfruta de múltiples verbenas y desfiles al aire libre. La Prensa publica páginas especiales con anuncios pagados por empresas y particulares en los que se felicita al rey y se le llama "guía supremo de la nación", "reunificador del terrítorio nacional" y "luz del mundo árabe y musulmán.Hoy, segunda jornada de los festejos, los notables del reino deben reiterar en una ceremonia espectacular su beia, o fidelidad al soberano. Hassan II, rey desde hace 28 años, puede preciarse de ser uno de los jefes de Estado en activo con más experiencia política. En su calidad de Amir el Muminín (príncipe de los creyentes) es el único dirigente musulmán que reúne la doble condición de líder temporal y espiritual, excepción hecha del imam Jomeini.
El rey pronunció su discurso en árabe clásico y flanqueado por sus dos hijos varones. Buena parte de la alocución estuvo destinada a glosar las buenas relaciones actuales entre Rabat y Argel, fenómeno, dijo, que "tiene consecuencias positivas sobre toda la nación árabe". El rey anunció que "tras una meditada reflexión" había decidido aceptar "el sacrificio" de renunciar definitivamente a las pretensiones marroquíes sobre algunas parcelas de Argelia.
Problema pendiente
Desde la independencia de ambos países, Marruecos y Argelia tenían pendiente el problema del trazado de su frontera común. El reino jericiano consideraba que por razones históricas le pertenecían algunas regiones incluidas por Francia en el moderno Estado argelino, en particular la zona sahariana de Tinduf, rica en yacimientos de hierro. Ese litigio provocó en 1963 un breve conflicto armado entre ambos países, conocido como la guerra de las arenas. En los mapas marroquíes, que incluyen todo el Sáhara occidental como parte del reino, nunca han sido dibujados los límites con Argelia.
En 1968 y 1972, Hassan II y el entonces presidente argelino, Huari Bumedian, acordaron que Marruecos renunciaba a sus pretensiones y se comprometía a aceptar el trazado de fronteras heredado del colonialismo. Pero esos pactos nunca entraron en vigor, al no someterlos el rey de Marruecos a la ratificación de su Parlamento. La razón fue la disputa entre los dos países acerca del Sáhara occidental.
En contra de lo anunciado por Mohamed Abdelaziz, líder del Frente Polisario, la segunda ronda de conversaciones entre Hassan II y la organización saharui no se ha celebrado esta semana. La visita del Polisario a Marruecos en plena Fiesta del Trono hubiera podido prestarse a interpretaciones maliciosas. El rey sólo citó ayer el Sáhara occidental para rendir homenaje a las tropas allí destacadas. Tampoco hizo ninguna alusión a Ceuta y Melilla, lo que debe interpretarse como una prueba M actual buen clima de las relaciones entre España y Marruecos.
Con motivo de la Fiesta del Trono, Hassan II ha acordado medidas de gracia para un millar de presos, pero las organizaciones de derechos humanos y los partidos de izquierda no tenían conocimiento ayer de que entre los liberados se encuentren presos políticos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.