Semprún estudia una ley de mecenazgo que devuelva la cultura a la sociedad

El ministro de Cultura, Jorge Semprún, anunció ayer la preparación de una ley de mecenazgo que sirva para estimular la inversión privada en el ámbito de la cultura, durante su primera comparecencia ante el Pleno del Congreso de los Diputados para informar de los planes de su departamento. Esta iniciativa, basada en el fomento de los incentivos fiscales, beneficiará, según el ministro, a la industria del cine. "Hay que huir del proteccionismo heredado de la dictadura" dijo.

En su primera comparecencia ante el pleno, Semprún afirmó que el Ministerio de Cultura se parece al dios de Voltaire, porque "si no existiese habría que inventarlo", y se felicitó porque "hoy ya nadie postula su desaparición".

El ministro, que entiende que la crisis del cine español es como la del resto de los países modernos debido al cambio general operado en los hábitos de consumo, aseguró que este año "no va a haber ni un céntimo menos para el cine, sino más", y que la sustitución del sistema de subvenciones se incluye dentro de una reforma global del sector que afectará a la exhibición y distribución de películas, buscará alcanzar un acuerdo marco con TVE y la creación de estudios, así como la reapertura de la escuela de cine.

En este sentido, afirmó que la industria del cine será una de las beneficiadas por la futura ley de mecenazgo, basada en incentivos fiscales y créditos blandos, cuyo borrador podría estar listo antes del verano. Y señaló que otra prioridad de su gestión será fomentar la política del libro y de las bibliotecas, terreno en el que tiene el "deseo personal de ser útil". Semprún destacó el comienzo de la construcción de un segundo edificio de la Biblioteca Nacional en Alcalá de Henares (Madrid), que albergará "dos millones de volúmenes con un coste de 1.200 millones de pesetas".

'Caso Rushdie'

Semprún dedicó buena parte de su discurso, brillante y disperso, como lo calificaron los grupos de la oposición, a Europa, "una opción permanente y definitiva", en la que España encuentra el marco para modernizarse, y a los cambios que están teniendo lugar en los países del Este, unas reformas que España apoya desde la presidencia de la Comunidad Europea, y motivo de su próximo viaje en abril a Hungría. El ministro condenó la sentencia de muerte dictada por el imam Jomeini contra Salman Rushdie -"es inadmisible que un escritor pague con su vida el derecho a la libertad de pensamiento"- y el encarcelamiento del dramaturgo checoslovaco Vaclav Havel por las autoridades de este país.

Sobre la compra de editoriales españolas por inversores europeos, Semprún afirmó que no se puede "interferir en las leyes del mercado" y que lo único preocupante es que "refleja las limitaciones del sector español del libro". También se refirió a la pérdida de valores ocurrida en la sociedad española en los últimos años y criticó duramente a la prensa que retrata a Ios aristócratas venidos a menos y a los mediócratas "dos a más" y se olvida de la "España real".

Todos los grupos de la oposición criticaron el carácter de conferencia de su "puesta en escena", como humorísticamente señaló Andrés Ollero, portavoz del Grupo Popular, y resaltaron los aspectos no tratados en la intervención del ministro, como la naturaleza pluricultural del Estado español, la situación de los museos y del teatro y la ausencia de una política lingüística. Semprún fue especialmente duro en su respuesta al portavoz parlamentario de Izquierda Unida, que había criticado la cultura de relumbrón del ministerio y la falta de transparencia en el destino de la colección Thyssen. Semprún dijo: "Si el portavoz hubiera trabajado en la época de Federico Sánchez no hubiera durado mucho en cargos de responsabilidad, porque entonces se detestaba la fraseología y la demagogia".