García Vargas reprocha al PP estar a la izquierda del Gobierno en sanidad
El ministro de Sanidad, Julián García Vargas, recomendó ayer al Grupo Popular que no se sitúe a la izquierda del Gobierno en sus propuestas de política sanitaria. Una interpelación de la diputada del Grupo Popular Celia Villalobos originó un debate en el Congreso sobre la sanidad pública en el que el ministro reconoció las deficiencias de la misma y pidió "paciencia", ya que en breve se verán resultados de su gestión, aunque advirtió que no iba a revelar a qué se refería en concreto. García Vargas anunció "para dentro de dos o tres semanas" la ley del medicamento.
En un ambiente cansino, con muy pocos diputados en el hemiciclo y una pésima acústica que hacía muy difícil oir las intervenciones, se volvió a tratar el tema de la sanidad pública. El representante de Minoría Catalana, Rafael Hinojosa, llegó a proponer un debate "en profundidad" sobre la sanidad consciente de que en ese momento se estaba tratando de forma superficial.El ministro de Sanidad, Julián García Vargas, adoptó la estrategia de enumerar las deficiencias de la sanidad en vez de colocarse a la defensiva. "Hay un déficit en la reforma de la asistencia primaria, hay problemas en los servicios de urgencia, hay problemas en la gestión, la medicina preventiva está poco desarrollada, ciertamente tenemos detectados los puntos débiles, y estamos actuando deprisa", dijo.
García Vargas reprochó al grupo conservador que hiciera propuestas atrevidas y les recordó su afirmación de que "nunca estarían a favor de que se pusieran limitaciones a las prestaciones", en referencia a las parcelas sanitarias que hoy no incluye la Seguridad Social. El ministro se dirigió a los diputados populares, a quienes dijo: "Quiero verles como representantes de la derecha, así que, por favor, no se sitúen a nuestra izquierda".
Esta réplica hizo que la diputada Celia Villalobos, del Grupo Popular, subiera a la tribuna de oradores con cierto enojo por el consejo del ministro respecto a qué grupos sociales se supone que debe defender Coalición Popular. La diputada enumeró los males de la sanidad y el rebrote de viejas enfermedades, como la tuberculosis y la lepra, que achacó a la deficiencia de la asistencia primaria.
García Vargas informó que la tuberculosis "está aumentando en los países desarrollados". El titular de Sanidad, tras anunciar que en dos o tres semanas la ley del Medicamento llegará a las Cortes, dijo a Villalobos lo siguiente: "No puedo desvelar ahora nada, pero tenga paciencia porque muy pronto irá viendo las mejoras".
Oferta de consenso
La diputada popular no tenía previsto realizar una intervención "catastrofista" acogiéndose a los nuevos modos de su grupo inaugurados por Miguel Herrero de Miñón en el debate del estado de la nación. Así Villalobos terminó su intervención con la oferta a los socialistas de un consenso en política sanitaria.
El tono moderado no impidió que del contenido de la interpelación se dedujera que la política sanitaria del Gobierno ha fracasado, siendo su principal reproche la falta de asistencia primaria, la pérdida de confianza de los ciudadanos en los ambulatorios y la consecuencia de que la mayoría prefieran acudir a los grandes centros hospitalarios, con el consiguiente colapso, y suscribir pólizas privadas de asistencia médica.
Tres doctores en Medicina fijaron su posición en representación de otros tantos grupos parlamentarios. El primero fue Carlos Ruiz Soto, en nombre del Grupo Mixto, que esbozó los problemas de los hospitales y de los profesionales de la medicina.
Por Izquierda Unida, Ramón Espasa preguntó al ministro qué clase de socialista era al ver con buenos ojos la tendencia existente a privatizar la medicina. En ese contexto le preguntó si el partido socialista "poIítícamente" apostaba por mejorar el sistema público o se inclinaba por dar paso al sistema privado de medicina. A su juicio, el hecho de que dos millones de españoles paguen pólizas privadas no le debe satisfacer "como socialista" al ministro.
Rafael Hinojosa, por parte de Minoría Catalana, entró en los aspectos financieros de la sanidad y pidió al ministro un debate "en serio y en profundidad" que fuera precedido por un informe del Gobierno a la Cámara en el que se incluyera un temario concreto sobre los puntos a tratar, para evitar perderse en generalidades.
La intervención más dura fue la de Carlos Revilla, del Centro Democrático y Social, para quien después de seis años de gestión socialista en Sanidad quedaba claro que el partido socialista ha sido incapaz de llevar a cabo la reforma sanitaria.
Deshumanización, descapitalización de los centros, gestión obsoleta y la pérdida contínua de calidad fueron algunos de los males enumerados por Revilla.
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