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La CE enfría sus lazos con Irán por el 'caso Rushdie'

Los 12 países miembros de la CE acordaron ayer retirar a sus embajadores de Teberán y suspender las visitas oficiales de alto nivel a Irán en protesta por "la incitación al asesinato" formulada por su máximo dirigente, el ayatolá Jomeini, contra el novelista británico de origen indio Salman Rushdie y sus editores, por las blasfemias que su libro Versículos satánicos arroja, según Jomeini, contra el islam. Los titulares de Exteriores encargaron también a los embajadores en Teherán de la troika comunitaria comunicar esta decisión al Gobierno iraní. Si no obtienen rápidamente cita, lo harán los encargados de negocios.

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En el comunicado publicado ayer por la tarde en la capital belga los jefes de la diplomacia comunitaria califican "la incitación al asesinato de inaceptable violación de los principios elementales y obligaciones que gobiernan las relaciones entre Estados soberanos". En una clara alusión a las medidas de seguridad policiales que rodean a Rushdie, recalcan que "garantizarán la protección de la vida y las propiedades de sus ciudadanos".Algunos asistentes a la reunión, como el alemán Hans Dietrich Genscher, habrían deseado ir mas allá restringiendo, por ejemplo, la libertad de movimiento de los diplomáticos iraníes, pero varias delegaciones se opusieron a una medida tan radical. Aunque el secretario del Foreign Office, Geoffrey Howe, se declaró "muy satisfecho" por la solidaridad demostrada por sus socios comunitarios, el Reino Unido tiene, por su parte, la intención de ser más enérgico que la media comunitaria, cerrando su misión diplomática en Teherán. Los cinco diplomáticos allí acreditados serán retirados, precisó un portavoz de Howe que, sin embargo, subrayó que no se trata, de una ruptura de relaciones diplomáticas.

Fernández Ordoñez, quien presidió la reunión, abrió el turno de intervenciones afirmando que el llamamiento formulado por el ayatollá Jomeini equivale a un "retorno a la Edad Media (...) que repugna a la conciencia civilizada". Pese a la dureza de sus palabras, la principal aportación española al comunicado final fue para añadir una frase que hiciese hincapié que "los doce respetan plenamente los sentimientos religiosos de todos los pueblos".

Ordoñez precisó, no obstante, que ministros de Exteriores y de Interior de los doce estudiarán la posibilidad de limitar los desplazamientos de los diplomáticos iraníes en la CE "por motivos de seguridad" dando así a entender que alguno de ellos podría intentar ejecutar la órden de Jomeini.

El texto que sirvió de base a la discusión ministerial no fue ni de la presidencia española ni del principal país afectado, el Reino Unido, sino de Francia, cuyo ministro de Asuntos Exteriores, Roland Dumas, pidió desde el primer momento la retirada de embajadores, tal y como lo hizo Francia el pasado fin de semana.

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Poco antes, Bonn había tomado la misma medida, al llamar a consultas a su embajador. Pero la primera y más espectacular reacción vino de Holanda, cuyo titular de Exteriores, Hans van den Broek, anunció inmediatemente que cancelaba una visita suya a Teherán prevista para el segundo semestre del año.

Ofensa religiosa

Preguntado sobre si España e Italia no se mostraban remisas a secundar las medidas contra Irán, Dumas contestó que "es verdad que algunos socios han mostrado su comprensión por la ofensa religiosa a Irán". España, la Oficina de Información Diplomática publicó un comunicado y el diario italiano La Repubblica titulaba el sábado sobre la actitud del Gobierno de Roma: Timida Italia. Dumas se esforzó también por diferenciar la actitud de los diversos clanes que desempeñan el poder en la República Islámica. "Responsables gubernamentales iraníes han convocado en Teherán a los embajadores de los doce, precisó el ministro, "para explicarles que el asunto Rushdie fue provocado por los religiosos del régimen y que ellos no tenían nada que ver".

[El director de la agencia iraní Irna en España, Alí Akbar Jaban, declaró ayer en el programa Matinal Ser que hay 50 millones de iraníes dispuestos a acabar con la vida de Rushdie, informa Europa Press. Preguntado sobre si él estaría dispuesto a hacerlo, respondió que era un iraní más y añadió: "Jomeini es mi líder y ante todo están mis obligaciones religiosas con el islam.]

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