Arte de consigna y revolución
El Grupo de Teatro Escambray, que ha venido dentro de una amplia representación de la cultura cubana actual, está especializado en un teatro campesino y tiene un afán didáctico. Y político, revolucionario. Ramona (1977) es una de sus obras características. Cuenta la vida de una mujer de campo; contrariada en su amor de infancia, violada por un cacique, entregada contra su voluntad a un hombre viejo. La revolución libera: las tierras se reparten, los campesinos mejoran, las mujeres se incorporan al trabajo. Ramona va a ser elegida obrera ejemplar por la asamblea colectiva, pero alguien la denuncia por adulterio. Ramona se explica: encontró el amor que le había sido negado a tiempo, dejó al compañero anciano y se fue con el agitador, o comisario, de la comuna. Pero éste, contra sus propias normas y sus prédicas, la incitó a abandonar el trabajo para cuidar de la casa, de los niños, de su compañero... Y ella eligió volver al trabajo, verdadera liberación de la mujer.Tome cada uno la lección como quiera. El teatro de consigna es siempre plano y monocorde; el Grupo Escambray sabe darle viveza en una interpretación brillante, con guajiras intercaladas como si fueran la moraleja del coro. Hay que imaginar su realidad representado ante un grupo de campesinos y no ante un público urbano y extranjero, que, sin embargo, demuestra su simpatía ante estas formas no por primitivas poco estudiadas y trabajadas.
Ramona
Del año 1977. Por el Grupo de Teatro Escambray (Cuba). Intérpretes: Evangelina Hernández, Jorge Luis López, José Luis Leyva y otros. Dirección: Carlos Pérez Peña. Centro de la Villa de Madrid, 14 de febrero.
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