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El compromiso centroamericano

El acuerdo sobre la paz en Nicaragua puede abrir nuevas relaciones con EE UU

Antonio Caño

ENVIADO ESPECIALEl acuerdo firmado la tarde del martes (madrugada de ayer en España) en la localidad salvadoreña de Costa del Sol da a Nicaragua la oportunidad de demostrar su voluntad democratizadora sin presión militar, opinan observadores centroamericanos. El compromiso de la cumbre de los presidentes de Costa Rica, Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua, en la que se firmó la muerte de la contra, podría abrir un nuevo tipo de relaciones de los países de la región con EE UU.

Fracasada la estrategia de Ronald Reagan de buscar la caída de los sandinista mediante la fuerza, la nueva Administración norteamericana parece haber dejado a los centroamericanos la posibilidad de solucionar la crisis por la vía de la negociación y el entendimiento con Nicaragua. "Esto quiere decir que se vuelve a confiar en el plan de Óscar Arias", dijo una fuente norteamericana que ha seguido como observador las conversaciones de la Costa del Sol.El presidente de Honduras, José Azcona, dijo en la conferencia de prensa que siguió a la firma del acuerdo que los presidentes de Centroamérica estaban convencidos de que su decisión de intercambiar el fin de la contra por la democratización de Nicaragua tenía el respaldo de la Administración de George Bush. En otras palabras, que los norteamericanos han dado luz verde a los hondureños para que expulsen de su territorio a los 10.000 combatientes de la contra, en la frontera con Nicaragua.

El acuerdo puntualiza que Nicaragua celebrará elecciones presidenciales, legislativas y municipales antes del 25 de febrero de 1990, después de la implantación de una serie de leyes y medidas que garanticen la democratización del país. Estas medidas son: "Reformas a la legislación electoral y a la legislación que regula la expresión del pensamiento, la información y el régimen de opinión pública, de tal modo que se garantice la organización y la acción política de los partidos en su sentido más amplio".

Actividad política

Una vez efectuadas esas reformas se abrirá un plazo de cuatro meses para la "preparación, organización y movilización de los partidos". Posteriormente se abrirá un nuevo plazo de seis meses "de actividad política", tras el cual se celebrarán la elecciones. Todo ese proceso estará vigilado por observadores internacionales, dirigidos por las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA).

Otras de las medidas que tendrá que timar Nicaragua son: integrar un Consejo Supremo Electoral con la presencia "equilibrada de representantes de los partidos de oposición", garantizar el libre funcionamiento de los medios de comunicación mediante la revisión y modificación de la ley de medios y el acceso igualitario de los partidos a la radio y la televisión, y autorizar a todos los medios de comunicación a proveerse en el extranjero de los materiales para su trabajo.

A cambio, los presidentes centroamericanos deberán elaborar en 90 días "un plan conjunto para la de smoviliz ación, repatriación o rcubicación voluntarias en Nicaragua y en terceros países de los miembros de la Resistencia Nicaragüense y de sus familiares. Para ello, solicitarán apoyo de los organismos especializados de las Naciones Unidas.

Para facilitar ese proceso, el Gobierno nicaragüense se compromete también a "la excarcelacíón de prisioneros, de conformidad con la clasificación que ha hecho la Comisión Interamericana de Derechos Humanos".

La contra ha calificado este acuerdo como el triunfo de su guerra de ocho años. "La declaración no entierra a la resistencia, sino a la dictadura sandinista", dijo en San Salvador Adolfo Calero, miembro del directorio de Resistencia Nicaragüense (RN). Calero advirtió, sin embargo, que existe el peligro de que los sandinistas no cumplan lo firmado, por lo que la contra mantendrá su aparato militar.

El comandante Enrique Bermúdez, jefe de los rebeldes antisandinistas, dijo que sus tropas -12.000 en Honduras y 4.000 en Nicaragua, según él- tienen "alta moral y alta disposición combativa". Bermúdez dijo que no importa que la contra haya sido abandonada por todos, "porque hemos sido abandonados muchas veces y estamos acostumbrados". Después de Calero y Bermúdez, confirmando la ruptura en la cúpula de RN, habló Alfredo César, quien anunció que acepta el reto de la lucha política y que volverá a Nicaragua "a partir del cumplimiento de los acuerdos". César surge ya como la gran esperanza blanca de la oposición desarmada.

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