_
_
_
_
_
ARCO 89

Crítico, astro y aspirante a santo

J. J. N. A., "Mi mayor deseo sería llegar a la santidad, como Ignacio de Loyola, que escribió un libro de reglas para llegar a ser santo. Yo, al bautizar y definir la transvanguardia, escribí un libro de reglas para que los artistas lleguen a ser grandes artistas, y como soy napolitano, pienso que la transvanguardia es como una iglesia católica, apostólica y napolitana".

"La transvanguardia", dice, "es una especie de ampliación de la fainilia pictórica, una invitación para que los nietos, la abuela y la tía vivan en el mismo espacio pictórico en lugar del arte edípico que crearon las vanguardias históricas, en las que siempre se trataba de asesinar al padre o, lo que es lo mismo, al estilo hegemónico anterior", explica Achille Bonito Oliva como autodefinición y credo.

Más información
"La transvanguardia soy yo", dice el crítico Achille Bonito Oliva

Este enérgico y brillante napolitano de 50 años podría ser considerado por muchos un narcisista y un megalómano, máxime cuando debe de ser el único crítico de arte del mundo que tiene un libro de retratos suyos hechos por diversos artistas y otro libro biográfico escrito por la galerista Lucrezia de Domizio, pero hasta en esa faceta es congruente con sus principios: "Yo creo", dice, "que el crítico no tiene función social a menos que sea un gran crítico, es decir, que influya en el gusto, la producción y el mercado artísticos. Pienso que ése es mi caso".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_