_
_
_
_

El nieto mexicano del revolucionario ruso

Esteban Volkov: "Lo que debe ser rehabilitado no es Trotski, sino la verdad histórica"

Rocío García

A su abuelo León Trotski le asesinaron cuando tenía 60 años. Él tiene ahora dos años más, y su rostro y la forma de su cabeza recuerdan obsesivamente la imagen del revolucionario ruso en sus años de exilio en México. Esteban Volkov, ciudadano mexicano, se encuentra en Madrid, donde participa en unas jornadas organizadas por la Alianza Hispano-Francesa de Madrid, el Instituto Francés y la Fundación Andreu Nin sobre la figura de Trotski. Bioquímico, no se considera muy político, aunque admira la vida de luchador revolucionario de su abuelo. "Trotski no tiene que ser rehabilitado, se tiene que restituir la verdad histórica en la URSS y que se haga justicia".

Su pelo es muy blanco y tiene unos bellísimos ojos claros levemente teñidos por un punto de amargura. No mira nunca al frente, y al hablar se restrega las manos, grandes y rudas. Su vigorosa imagen contrasta con el cadencioso acento mexicano: "Ahorita mismo bajo", susurra por teléfono desde su habitacion del hotel. La peripecia de su infancia es sobrecogedora. Incluso ese último año que vivió en México junto a su abuelo, tras un largo peregrinaje, estuvo lleno de sobresaltos y miedos, que culminaron con el asesinato del viejo revolucionario a manos del español Ramón Mercader.Esteban Volkov es hijo de Zinaida, una de las dos hijas del primer matrimonio de Trotski. Del segundo matrimonio con Natalia Sedova tuvo otros dos hijos: Serguei y León. Esteban Volkov nació en 1926 en Yalta (Ucrania), y con cinco años abandona el país con su madre, dos años después de la salida de Trotski. Allí dejaron a una hermana 13 años mayor que él ya que Stalin sólo autorizó la salida de Zinaida con el hijo más pequeño. El pasado mes de diciembre Esteban Volkov viajó a la Unión Soviética, por primera vez desde su salida, para ver a esa hermana, gravemente enferma de cáncer, después de sufrir años de cárcel y de exilio interior.

Tras una breve estancia junto a su abuelo en la isla turca de Prinkipo, Esteban Volkov es conducido a Berlín por un secretario de Trotski, Van Heijenoort, para reunirse de nuevo con su madre, quien se encontraba en dicha ciudad alemana tratándose de una tuberculosis. "Un buen día", cuenta pensativo, "mi madre no vino a buscarme a la escuela. En su lugar apareció mi tío León. Me dijeron que mi madre estaba muy enferma, y un año después me contaron que ese día mi madre se había suicidado". Fue en 1933, el año de la ascensión de Hitler al poder, y Esteban Volkov es sacado de Alemania por un matrimonio amigo de la familia y conducido a Viena, donde vivió dos años en una especie de internado de jóvenes que dirigían unos psicoanalistas. Allí coincidió con las hijas de Freud de Wilhelm Reich. Los fines de semana, amigos de su abuelo le sacaban a pasear por el campo. "La verdad es que tengo buenos recuerdos de esos años", dice, mientras rescata de su memoria esos raros destellos de de felicidad en una infancia marcada por la tragedia.

Otro secretario de Trotski le recoge en Viena y le conduce a París, donde vive con su tío León y la compañera de éste, Jeanne Martín. Su tío León murió poco tiempo después, envenenado por un médico ruso, agente del GPU, la policía secreta stalinista, en el curso de su estancia en una clínica privada en la que había sido internado para someterse a una operación sin importancia. "Era ilógico que Stalin hubiera desaprovechado esa oportunidad", dice resignado Esteban Volkov, mientras recuerda que su otro tío, Serguei, "mucho menos activista que su hermano", había sido fusilado meses antes en la Unión Soviética.

Patria potestad

Esteban se quedó en París viviendo con la compañera de su tío León, hasta que su abuelo ya instalado en México, le reclamó a su lado. "Jeanne no quiso acceder a los ruegos de mí abuelo, por lo que se vio en la necesidad de iniciar recursos legales para hacerse con la patria potestad sobre mí".Fue en agosto de 1939 cuando un matrimonio amigo, Margarita y Alfred Rosmer, llevan a Esteban con su abuelo a México, en una casa ajardinada en Coyoacán. "Fue un cambio radical. Pasé de vivir con Jeanne, una mujer triste y golpeada, a una época llena de vida. Mi abuelo y Natalia vivían con un grupo heterogéneo de amigos y colaboradores. Era como una gran familia, y mi abuelo, el padre improvisado". Pero esto duró muy poco. "La frecuencia y la virulencia de los ataques contra Trotski aumentaron de tal manera que vimos en ellos los signos precursores del aviso de su atentado". Fue en mayo de 1940 cuando se produce el primer atentado contra Trotski, organizado por el pintor Siqueiros. Esteban Volkov tenía entonces 14 años, y recuerda con una aplastante serenidad toda la secuencia de los hechos. Fue a las cuatro de la madrugada y el dormía en la recámara contigua a la habitación de su abuelo. Ráfagas de ametralladoras, disparos, bombas incendiarias, llamaradas. Trotski salió ileso y su nieto resultó herido en un pie. "Stalin no se quedó cruzado de brazos" y sólo tres meses más tarde Ramón Mercader le partió el cráneo con un piolet. Esteban Volkov estaba en la habitación contigua.

La 'perestroika'

Esteban Volkov se quedó a vivir en México, obtuvo la nacionalidad mexicana, estudió Químicas, se especializó en la rama farmacéutica, se casó con una madrileña y tuvo cuatro hijas: una es escritora; otra, psiquiatra; otra, médica, y la cuarta, economista. Reconoce que no es una persona muy política, aun admitiendo que no se puede estar al margen. Sin embargo, dice que "el marxismo es la única ideología científica para buscar un modelo social más justo" y que "el trotskismo es la avanzada del pensamiento marxista". "Yo admiro la vida de luchador revolucionario de mi abuelo. He captado y palpado que mi abuelo ha vivido de acuerdo con sus ideas. El trotskismo se ha enfrentado y expliado el fenómeno del stalinismo. Cómo una revolución tan llena de ideales y esperanza se pudo convertir en la tiranía quizá más sangrienta de la historia universal. Los análisis de Trotski explican la dinámica de ese fenómeno".Sobre la figura de su abuelo en la actual situación soviética, Volkov dice que es imposible que los gobernantes de la URSS sigan manteniendo la farsa de mentiras de la época de Stalin. "A Trotski, uno de los dos forjadores de la revolución rusa, se le tiene que conocer por sí mismo, por sus obras. A Trotski no le tienen que rehabilitar. Tienen que restituir la verdad histórica y que se le haga justicia".

Esteban Volkov viajó en diciembre a la Unión Soviética, después de 57 años. Cuando se le pregunta por la perestroika, contesta: "Yo no sé hasta dónde llegará. Pero quizá es un ejemplo el que a mí me concedieran el visado para viajar allá en dos días". Fue el reencuentro con su hermana Alexandra. "Siempre asocié mi vuelta a vivencias dolorosas y traumáticas. Ahorita, el deseo de ver a mi hermana se sobrepuso a todo lo demás".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_