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Un pacto con mucha tela

La estatal de UGT del textil rompe el acuerdo alcanzado por la patronal y los sindicatos catalanes

Malos tiempos para el pactismo. Después de que las federaciones textiles de Cataluña de UGT y CC OO alcanzaran un acuerdo con la patronal -Generalitat mediante- para abordar la crisis del textil, la federación estatal ugetista del ramo ha puesto el grito en el cielo. En nombre de la lucha contra la precarización del empleo, UGT se opone a un plan que, aunque favorece al empresario, no parece perjudicar irreversiblemente al trabajador. Un plan que reposa en las anchas espaldas del Estado, destinado a pagar el ciento por ciento del sueldo de los trabajadores en regulación de jornada, a no descontar ni un solo día de carné de paro y a exonerar a las empresas del pago de las cuotas de la Seguridad Social. A Solchaga no le dan tiempo a decir que no a un pacto con mucha tela que cortar.

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Los tres puntos del plan

"Si las mujeres no llevan medias, no llevan medias". Así resume Miquel Bosser, presidente de la patronal estatal Intertextil, la crisis por la que atraviesa su ramo, un sector pendiente como pocos de los vaivenes de la moda. Los desajustes oferta-demanda someten a las empresas textiles a bruscas oscilaciones de producción: o todo o nada. Los empresarios del sector claman desde hace años por una solución que les permita hibernar la producción en las épocas bajas, para reaparecer con fuerza en los períodos de gran demanda.En las pasadas jornadas Costa Brava, celebradas en Lloret de Mar en noviembre, los empresarios catalanes aprovecharon el tradicional coloquio con el ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, para plantearle la cuestión. El ministro, como era de esperar, tiró pelotas fuera y recomendó a los empresarios: "Ustedes pónganse de acuerdo primero con los sindicatos y luego ya hablaremos", vino a decir.

Este visto bueno sindical se logró el pasado día 13 de enero. Con la mediación de la Generalitat -que había recibido un mandato unánime del Parlamento de Cataluña para impulsar las conversaciones-, patronal y sindicatos firmaron un plan que deberá ser aprobado por el Gobierno para tener efectividad [véase la pieza complementaria],

El pacto fue firmado por las federaciones catalanas del textil de UGT y CC OO, además de por la federación estatal del sindicato comunista, pero la pasada semana las presiones de la UGT del textil estatal obligaron a la federación catalana a retirarse temporalmente del pacto "por disciplina sindical".

Celestino González, secretario de la federación estatal del textil ugetista, afirma: "Este acuerdo significa más precarización del empleo, y no podemos apoyar un acuerdo así. No reconoceremos ni muertos que el textil es una industria de temporada. El sector no se arregla sólo con regulación de empleo, exoneración de cuotas de la Seguridad Social y contador de desempleo a cero [que los subsidios por regulación de jornada no afecten al carné de paro en caso de cierre posterior de la empresa]". Celestino anunció que una vez que se haya firmado el convenio estatal del sector -cuyas negociaciones ahora mismo van muy lentas- la UGT propondrá nuevas negociaciones.

Las espaldas del Estado

La UGT de Cataluña comparte las tesis del textil estatal. "Este plan significa legalizar en el textil la figura del fijo discontinuo. El sector no ha aprovechado la reconversión que se hizo en su día". Miquel Bosser no está de acuerdo. "¿Que no hemos aprovechado el plan de reconversión? Ni el viento de popa que hace hoy en Gibraltar. Mire usted, cuando las mujeres llevan medias, llevan medias; y cuando no llevan, no llevan. Esto no tiene nada que ver con un plan de reconversión. Que ellos pongan en marcha las industrias que se han tenido que cerrar por los desajustes oferta-demanda", afirma el líder patronal.

El presidente del textil considera que la reacción a este pacto tiene componentes políticos, fruto del enfrentamiento sindicatos-Administración. "Cuando a nivel estatal los sindicatos están en lucha con el Gobierno, quizá a algunos les sorprenda que en algún sector se puedan poner de acuerdo con las empresas. Es lógico que luego haya una reacción para no crear mala imagen a los sindicatos. Primero decían que teníamos que ir juntos en este plan, ahora parece que eso no se ve demasiado bien".

La UGT de Cataluña argumenta: "El Estado ha de estar desde el principio en la negociación; no se puede elaborar un plan a su espalda en el que él carga con todos los gastos y los empresarios con ninguno". Bosser no cree que el plan sea tan costoso para el Estado. Según sus cálculos, el acuerdo afectaría a unos 16.500 trabajadores, lo que supondría un total de 4.125 millones que Hacienda dejaría de recaudar por exoneraciones de la Seguridad Social, más otros 4.500 millones que el Inem debería aportar como subsidios.

Bosser incluso cree que a Hacienda le saldría muy a cuenta. "En 1985", recuerda, "se hizo regulación parcial en 25 empresas del algodón en España y en 22 de género de punto en Igualada. Como entonces se estaba aplicando el plan de reconversión y el Estado se hacía cargo de las cuotas de la Seguridad Social, en esos años no hizo suspensión de pagos ninguna de estas industrias, y en 1986 y 1987 trabajaron a toda pastilla, pagando los correspondientes impuestos al Estado, que hizo un negocio estupendo gracias a la moda. Ahora se están importando medias porque en su día tuvieron que cerrar muchas industrias que no vendían ni una media".

El secretario general de la federación estatal del textil de CC OO, firmante del plan, Juan Pedro García, considera: "Se han exagerado las consecuencias del acuerdo. Yo estoy a favor del plan, aunque requiere un desarrollo". "Es un buen plan siempre que el Gobierno acepte previamente el contador a cero. Posibilitaría que las empresas no entren en una dinámica de débitos con la Seguridad Social. Cuando se entra en esta dinámica de deudas, las empresas legales cierran para dar paso a la economía sumergida y la competencia desleal".

El secretario de la federación catalana de este sindicato, Ramón Puiggrós, uno de los padres del acuerdo, afirma: "Actualmente, los expedientes de regulación se aprueban todos automáticamente sin que nosotros tengamos ningún control. Este plan permitiría a los sindicatos controlar este proceso".

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