El Estado recaudó 873.900 millones más que en 1987, lo gastó casi todo y redujo el déficit
C. M. El déficit público se redujo el pasado año en 161.300 millones de pesetas respecto al año anterior, gracias al crecimiento en los ingresos de 873.900 millones de pesetas respecto a 1987, 616.600 millones más de lo presupuestado. La mayor parte de este exceso se destinó a aumentar los gastos en 711.800 millones, según el ministro de Economía, Carlos Solchaga. El gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, manifestó por su parte en Barcelona que "estamos atravesando, sin duda, un momento económicamente delicado, uno de los más difíciles desde 1982".
De acuerdo con los datos expuestos por Carlos Solchaga durante la presentación del balance de 1988, el crecimiento de la economía fue del 5%, algo menor al del pasado año (5,5%), mientras los beneficios empresariales aumentaron un 9,8% y las rentas del trabajo un 11%.Estas cifras han permitido reducir el déficit de caja no financiero del Estado al 3% del producto interior bruto (PIB), frente al 3,7% que se registró en 1987. En total, el déficit público se situó en 1988 en 1,17 billones de pesetas.
El ministro de Economía, Carlos Solchaga, destacó ayer que se ha producido una "enorme desaceleración", tanto en el crecimiento de los ingresos como en el de los gastos. Si se compara con ejercicios precedentes, los ingresos crecieron un 12,4% respecto a 1987, mientras que el pasado año frente al anterior, lo hicieron en un 23,7%. Los gastos han crecido en 1988 un 8,6%, frente al 17,6% del año anterior.
Sin embargo, el crecimiento de los ingresos contiunúa superando con creces las cifras de crecimiento económico, un 5% el pasado año, y siguen siendo superiores a lo presupuestado inicialmente. La recaudación creció hasta los 7,9 billones de pesetas, lo que supone un incremento neto de 873.900 millones de pesetas.
No obstante, el ministro dijo que los sindicatos no deberían de hacer "la cuenta de la lechera" sobre la distribución de estos excedentes, ya que el año que viene las cifras van más ajustadas y el pasado año ya se repartió lo recaudado de más en el incremento de partidas "sociales" del gasto, como son sueldos de funcionarios y gastos en infraestructuras.
Por primera vez este año, se igualan prácticamente las recaudaciones por impuestos directos e indirectos. El pasado año, los impuestos indirectos crecil.eron más, fundamentalmente por la implantación del IVA. Este exceso ha sido mayor en los impuestos directos que han aumentado en comparación con el año anterior en un 11,4% y en 360.000 millones de pesetas más, hasta situarse en 3,5 billones de pesetas. Respecto a lo presupuestado se recaudó 408.900 millones más.
Más recaudación
Entre estos impuestos, el de la renta, es el que mayor incremento en la recaudación ha registrado. Se ha llegado a los 2,6 billones de pesetas, con un exceso de: 206.800 millones frente a 1987. La desviación sobre lo presupuestado ha sido en este impuesto de 318.100 millones de pesetas, lo cual ha sido compatible, según Solchaga, con una menor presión fiscal sobre rentas inferiores a dos millones de pesetas. En el impuesto de sociedades se ha registrado un aumento en la recaudación de 138.4.00 millones de pesetas, con un total de 804.200 millones, y una desviación sobre lo previSto de 80.200 millones de pesetas.
Comparados estos datos con el reparto de renta en la economía española, resulta que el excedente bruto de explotación o beneficios de las empresas creció el pasado año un 9,8%, mientras que las rentas del factor trabajo lo hicieron en torno al 11%, según los datos que explicó ayer el ministro.
En cuanto a los impuestos indirectos, el crecimiento en la recaudación ha sido de 356.900 millones de pesetas, un 11,3% más que el año anterior y un exceso sobre lo presupuestado de 219.500 millones de pesetas. De ellos, el impuesto sobre el valor añadido es el que mayor crecimiento registró: 261.300 millones, un aumento del 14,5% y 82.500 millones de pesetas más de lo previsto.
La presión fiscal (ingresos totales sobre el PIB) aumentó 0,35 puntos en 1988, pasando del 19,71% en 1987 al 20,06% el pasado año.
En cuanto a los gastos, el incremento sobre el año anterior ha sido de 711.800 millones de pesetas. En total, los pagos realizados en caja ascienden a 9,03 billones, frente a los 8,31 billones de 1987. En esta partida destaca un incremento en los pagos por transferencias de capital que ascienden a 654.300 millones, 169.800 millones más que el pasado año.
En cuanto a las inversiones reales, tanto civiles como en defensa, se ha producido un incremento menor que el de otras partidas presupuestarias, un 6,1% más que en 1987. Mientras la inversión civil ha crecido un 29,9%, los gastos en defensa han bajado el 16,6%.
La necesidad de financiación del Estado alcanzó el pasado año niveles similares al del déficit público. El endeudamiento del Estado se situó en los 1,17 billones de pesetas, lo que supone también en el 3% del PIB. De esta cantidad, sólo los intereses de la deuda suponen 1,14 billones de pesetas. Ayer Solchaga resaltó que esta es una deuda que recae en el futuro sobre los jóvenes que se incorporan al mercado de trabajo. El endeudamiento del Estado se ha reducido, sin embargo, respecto al ejercicio precedente en un 9,7% lo que supone, según Solchaga, que el Estado no ha echado leña al fuego en las tensiones inflacionistas. En cuanto a la situación económica, el ministro dijo que el pasado "fue un año positivo".
Por su parte, junto a la manifestación de su inquietud por la situación actual de la economía española, Mariano Rubio expresó su temor "por entrar en una fase de crecientes desequilibrios que sólo pueden terminar con un freno brusco de la actividad económica, con la consiguiente pérdida de producción, empleo y renta", durante una conferencia pronunciada en el Círculo Financiero de Barcelona, informa Josep Mª Cortés.
Rubio añadió que los flujos de capitales del exterior están produciendo una presión alcista sobre la peseta, lo que provoca una cierta incertidumbre sobre la divisa. Para el gobernador del Banco de España, hay señales de que se puede interrumpir el crecimiento de los últimos años. "Estas señales -dijo- son, de una parte, la resistencia a la baja de la tasa de inflación e incluso un claro peligro de que se acelere; y de otra el aumento rápido del déficit comercial que pondrá el déficit por cuenta corriente, ya en 1989, en torno al 2% del Producto Interior Bruto (PIB)".
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