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La campaña para elegir el nuevo Parlamento desata las pasiones políticas en la Unión Soviética

Pilar Bonet

La campaña soviética para la elección de un macroparlamento de 2.250 diputados el próximo 26 de marzo concluyó ayer su primera fase de promoción de candidatos, en un clima de pasiones políticas que suministran al Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) un valioso material sobre el estado de la opinión pública, pero que no suponen una amenaza para la hegemonía de esta organización, eje de la estructura del poder de la URSS.

La nueva fase que se abre ahora, la de registro de candidatos, se prolongará hasta el 25 de febrero.Durante un mes, y especialmente en los últimos días, los soviéticos han ido de mitin en mitin en sus empresas, en sus barrios o en las organizaciones de las que forman parte. Se trata de elegir a los integrantes del Congreso de los Diputados Populares, un Parlamento no profesional que se reunirá una vez al año. De él ha de salir (en votaciones secretas) el nuevo Soviet Supremo de la URSS, un Parlamento más profesionalizado que el existente hasta ahora, que tendrá 420 diputados y se reunirá durante tres o cuatro meses en una sesión de primavera y otra de verano.

Este sistema biparlamentario adjudica al Congreso de los Diputados Populares la aprobación de la Constitución y sus enmiendas, la toma de decisiones en cuestiones de estructura territorial, la ratificación de los planes económicos y la elección del presidente del Soviet Supremo de la URSS, entre otras cosas.

El Congreso estará formado por tres tercios, todos ellos de 750 diputados, que representan, respectivamente, una división territorial de carácter nacional (32 diputados de cada república, 11 de cada república autónoma y cinco de cada región autónoma) y a las organizaciones sociales.

Reserva para el PCUS

En este último capítulo, e PCUS se ha reservado 100 diputados, exactamente los mismos que los sindicatos o las cooperativas. El Komsomol (juventud comunista), la organización de mujeres y las organizaciones artísticas se encuentran agrupadas en este tercio, con diferentes contingentes de representación.Un solo votante puede participar en varias promociones electorales, en tanto que vecino de un barrio o miembro de una organización, siempre y cuando ésta tenga una difusión estatal Así, la Unión de Filatélicos o el Comité de Paz tienen de antemano asientos reservados en el macroparlamento, pero no los frentes populares bálticos como tales. Un miembro del Frente Popular de Estonia o de un grupo informal puede, sin embargo, proponer su candidatura en el distrito o en el marco de otra organización. Esto es lo que ha sucedido en la práctica.

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Así, líderes informales como Mijail Maliutin o Boris Kagarlitski, miembros de grupos que comenzaron siendo clubes de debate, han participado como pretendientes a candidatos en Moscú. En la primera fase electoral bastaba con que una reunión contara con 500 personas para ser reconocida como válida. Los participantes podían promover a otros o a sí mismos y bastaba con la mayoría simple de los votos para ser promovido.

Quienes han pasado la primera criba, sin embargo, son en rigor aspirantes a pretendientes, ya que las candidaturas deben ser registradas para que el candidato tenga estado oficial. En el tercio territorial, el registro pasa por "la asamblea preelectoral de distrito" en el caso de que el número de pretendientes sea superior a dos.

La asamblea preelectoral estará formada por un 50% de los electores y un 50% de los representantes de los colectivos laborales. La estructura de comisiones electorales (un organismo de control que maneja las finanzas y determina la forma de los boletines electorales y aprueba las listas de electores) tiene aquí un papel clave.

La campaña electoral en auge ha coincidido con el fin de la campaña electoral en el interior del PCUS, que ha afectado a la estructura regional y republicana de la organización. Ambos calendarios crean una densa trama de sesiones políticas, con un total de tres plenos del Comité Central, al menos, anunciados hasta el próximo verano (uno, dedicado a la agricultura, en febrero; otro, a las elecciones, en marzo, y un tercero, a las cuestiones nacionales, para la mitad de año).

Escuelas de bajo nivel

Los mítines y discusiones públicas han funcionado como una escuela de discusión política que, según diferentes testigos, se caracteriza por su bajo nivel y la dificultad de centrar y sintetizar el debate. Lo personal, lo literario o lo demagógico han coexistido en discusiones que lo mismo provocaban hilaridad que gritos agresivos. Vital¡ Koritich, el director de la revista Ogoniok, fue objeto de las iras de Pamiat (Memoria), una organización rusófila que ve en Korotich un exponente de una supuesta conspiración judía contra el pueblo ruso.Boris Eltsin y Andrei Sajarov han sido los personajes simbólicos más importantes de la primera fase. El primero, para los obreros, y el segundo, para los intelectuales.

Eltsin, que es candidato por un distrito de Moscú, fue elegido de nuevo en un multitudinario mitin bajo la nieve por otro distrito de la capital. Tal es la fama de Eltsin, que hasta sus oponentes políticos comenzaban sus discursos asegurando asumir el programa del defenestrado jefe del partido en Moscú. El mismo domingo, Sajarov fue protagonista de una multitudinaria asamblea en la casa de los cineastas, organizada por Memorial, la asociación antiestalinista que trata de conseguir una total rehabilitación y homenaje a las víctimas del terror de Stalin.

Eltsin es un símbolo de la lucha contra la corrupción y los privilegios, pero asusta a los intelectuales con su radicalismo. Sajarov es un símbolo de los principios morales inquebrantables de la lucha por la democracia en todo tiempo y lugar, pero el calificativo de intelectual suena de un modo despreciativo en boca de los ciudadanos de a pie.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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