Homenaje a Tierno Galván y triunfo de María Orán
El Ayuntamiento madrileño conmemoró el jueves pasado el aniversario de la muerte de Enrique Tierno Galván con un programa de carácter popular aunque sin representación musical de la ciudad que regentara el viejo profesor. No me parece adecuado, dada la sincera asunción madrileñista de Tierno, que supo estar de buen grado en toda fiesta o celebración que viniera apoyada por la tradición o la modernidad de Madrid y reflejase la personalidad de la capital.Por lo demás, ante un auditorio que llenó la gran sala de Príncipe de Vergara, la Sinfónica de Madrid, más remodelada que la misma Puerta del Sol, sonó muy aceptablemente bajo la dirección del granadino Miguel Ángel Gómez Martínez. A propósito de la Sinfónica, conviene recordar que el próximo mes de junio se cumplen 50 años de la muerte de su fundador, el maestro Fernández Arbós, amigo y colaborador de Albéniz y uno de los hombres que forjaron el rostro musical madrileño.Con la Sinfonía del Nuevo Mundo, de Dvorak, Gómez Martínez programó las Melodías vascas, de Jesús Guridi, alavés bilbainizado, primero, y madrileñizado después, y con el Sombrero de tres picos, una de las partituras inspiradas en Granada, de Manuel de Falla, constituyeron un repertorio atractivo que profesores y maestros dominan sin mayor problema.
Orquesta Sinfónica de Madrid
Director: M. A. Gómez-Martínez. Obras de Guridi, Falla y Dvorak. Auditorio Nacional. Sala Grande, 19 de enero.Orquesta de Cámara Reina Sofía Directon S. Calvillo. Solistas: M. Orán (soprano) y R. Ramos (violonchelo). Obras de Telemann y Britten. Auditorio Nacional. Sala de Cámara, 19 de enero.
El retorno de María Orán
Hace 11 años que María Orán ejerce su cátedra de canto en la Escuela Superior de Freiburg lo que quiere decir un obligado alejamiento de nuestro ambiente. No está olvidada, sin embargo, y su presencia en la Sala de Cámara del Auditorio para interpretar con la Orquesta Reina Sofía, dirigida por Sabas Calvillo, las Iluminaciones de Britten, sobre textos de Rimbaud, fue saludada con una larga ovación. Más entusiasta sería la dispensada por el público a nuestra cantante después de una interpretación magistral.
La serie de poemas, con algún trozo instrumental, del maestro inglés es uno de sus méritos, pero necesita un solista de la talla de la Orán para transmitirnos con fiel exactitud cuantas bellezas contiene. Con todo y merecer aplausos, las versiones de Telemann dadas por el pequeño conjunto, y sin olvidar la admirable intervención solista del violonchelista Rafael Ramos, la noticia me parece que estuvo en el éxito de María Orán.
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