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Los británicos descubren el arte italiano contemporáneo

250 obras de 49 artistas muestran en la Royal Academy de Londres la plástica de este siglo

La Royal Academy (RA) de Londres acaba de inaugurar una de las exposiciones de arte italiano del presente siglo más nutridas que se han visto hasta la fecha. Casi 250 obras de 49 artistas ofrecen una ocasión singular de revisar la creación plástica contemporánea de un país instintivamente volcado hacia las diferentes versiones del clasicismo más que hacia las innovaciones revolucionarias. Desde los orígenes del errático futurismo a la producción de la transvanguardia, la muestra londinense recorre cronológicamente lo que la pintura y la escultura italianas han dado en los últimos 80 años.

La exposición se enmarca en el proyecto de la RA de presentar cada dos años muestras exhaustivas del arte de nuestro siglo en diferentes países. Si en 1985 fue Alemania, y hace dos años la propia Inglaterra, ahora, y hasta el 9 de abril, le toca el turno a una Italia que aparece ante los ojos del desprevenido extranjero, y a veces ante sí misma, como ofreciendo una dieta única de pasado. Nada tiene de particular, pues, que los futuristas se rebelaran contra tal estado de cosas y Marinetti clamara en su primer manifiesto, publicado por Le Figaro en 1909, contra los "innumerables museos que la cubren como cementerios".La exposición está ordenada cronológicamente, y recorrerla es pasar por tensiones creadoras que unas veces trascendieron los Alpes y otras quedaron retenidas a orillas del Mediterráneo. Fueron cosmopolitas, además del futurismo, la inquietante pintura metafísica de Giorgio de Chirico en los años diez, el informalismo de Burri (Rauschenberg y Tàpies, entre sus más populares seguidores) de los años cincuenta, y ahora mismo la transvanguardia, al menos por la expectación creada en torno a ella. Poco conocido fuera de la Península es el novecento, que emparenta estrechamente con el futurismo, del mismo modo que su casi coetáneo realismo mágico tiene trazas de la pintura metafísica.

Relación con el pasado

La exposición de la Royal Academy muestra el continuo ir y venir de la creación plástica italiana. La postura ante esa relación con el pasado influye en las relaciones entre los artistas. Modigliani tiene una sala para sí porque su recurso a estilos del pasado, del primitivismo a los clásicos del siglo XIV, crean una estética propia ideológicamente repudiada por los futuristas. Carrá, sin embargo, trabajó con distintas influencias (futurismo, metafísica), y Las hijas de Lot tiene una clara inspiración renacentista.El futurismo, con su elogio iconoclasta de la máquina y su pasión por el movimiento y la violencia, está representado con Balla, Boccioni, Depero, Russolo y Severini, cuyo Cañón en acción, más que un lienzo, es una lección sobre ese movimiento artístico-ideológico que pretendió abarcar en su campo de influencia desde la literatura hasta el figón. El cañón vuelve a aparecer convertido en escultura de Pascali y en un entorno de pop art neodadaísta, con lo que se reitera la constante intercomunicación entre épocas.

La Italia mussoliniana -nacida con el apoyo de muchos creadores, que veían en ella una promesa de dinamismo y efectividad- no fue represiva con las artes plásticas, y llegó a acoger muestras de pintores que, como el comunista Guttuso, aborrecían el sistema. Dos obras de Guttuso en el palacio de Picadilly tienen influencias del Guernica picassiano.

A partir del final de la guerra, Italia se ve sometida a una serie continua de convulsiones artísticas. Hay algunos pintores que consideran "al arte abstracto como el estilo de la libertad política y creativa", un medio para huir de las ideologías y partidos políticos con los que aún hoy se alinean en Italia artistas, críticos y los implicados en la promoción de la cultura, según escribe Norman Rosenthal, secretario de exposiciones de la Royal Academy, en el espectacular catálogo. Los movimientos artísticos se suceden sin resuello. El espacialismo de Fontana, con sus lienzos agujereados o rajados, y transvanguardia que todo lo abarca son los dos eslabones que abren y cierran cuatro décadas de furibunda actividad en las que el arte pobre se alza como el mayor desafío a la convención estética. Su recurso a formas naturales, orgánicas o geológicas, de gran tamaño como artificio para desencadenar asociaciones o evocar recuerdos, ha obligado a la Royal Academy a disponer de tres salas para él.

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