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El hombre y la grulla

Agricultores de Zaragoza y Teruel piden indenmización por los daños de las aves

Los agricultores y las grullas libran una batalla para sobrevivir en la laguna aragonesa de Gallocanta. Las esbeltas aves zancudas llegaron a principios del invierno, desde la fría Europa, en un número cercano a las 30.000, a este refugio natural considerado como su principal estación europea de paso e invernada. Los agricultores de los cinco pueblos ribereños de la laguna (Las Cuerlas, Berrueco y Gallocanta, en la provincia de Zaragoza, y Bello y Tornos, en la de Teruel) se quejan de que las grullas se comen sus cosechas y reclaman indemnizaciones por los daños que ocasionan. Ya han salido cuadrillas de vecinos que encienden hogueras y tocan el claxon de sus vehículos para ahuyentar las aves cuando van a sus dormitorios.

Los ecologistas y el Gobierno aragonés, de quien depende la conservación del refugio nacional de caza de Gallocanta, tratan de hacer compatible la presencia de las grullas con las tareas agrícolas, la integración del hombre y la naturaleza.Los alcaldes de las cinco localidades y técnicos de medio ambiente del Gobierno aragonés se reunieron el jueves en Gallocanta. Los ayuntamientos piden al ejecutivo regional 3.000 pesetas por cada hectárea de las tierras dañadas por las grullas. Además, si algún agricultor considera que los daños son superiores, tendrá derecho a una tasación gratuita y a una indemnización superior. Un técnico del servicio de conservación de la naturaleza, dos vecinos del municipio correspondiente y el propietario de la finca afectada serán los encargados, según la petición de los agricultores, de peritar los destrozos.

El consejero de Agricultura del Gobierno aragonés, Javier Alvo, anunció que se indemnizará a los agricultores con el 75% del valor de sus cosechas, pero los vecinos señalan que ese porcentaje se refiere, en todo caso, a años anteriores, ya que para la presente temporada no hay aún acuerdo. Anuncian que las protestas se intensificarán si no se les indemniza adecuadamente.

Áreas de alimentación

Por otra parte, el Gobierno aragonés ha solicitado ayuda a la Comunidad Europea para crear áreas de alimentación para las grullas en Gallocanta, realizar un estudio de su comportamiento alimenticio y desarrollar un programa de compensaciones a los agricultores adaptado a las necesidades de protección del biotopo excepcional que es la laguna de Gallocanta. El Ejecutivo regional estaría dispuesto a comprar 80 hectáreas de las tierras próximas a la laguna y destinarlas a comederos de las grullas, aunque existen reticencias por parte de los agricultores a la hora de venderlas.Gallocanta, con 14 kilómetros de inundación, es la laguna natural más grande de la península Ibérica. El Gobierno aragonés la declaró por decreto, en 1985, refugio nacional de caza, con una extensión de 6.720 hectáreas, que engloban la franja periférica de terrenos situados entre la orilla de la laguna y las carreteras comarcales que enlazan los pueblos ribereños. Está considerada como una de las zonas húmedas más importante a nivel internacional, y se han inventariado 253 especies de vertebrados, de ellas, 213 de aves, de las que 91 nidifican. Entre otras especies, hay palomas torcaces, tórtolas, perdices rojas, alondras, calandrias, y destacan, sobre todo, las avutardas y las grullas. En alguna época se han llegado a contabilizar hasta 80.000 ejemplares. La entrada, a la puesta del sol, de las vocingleras bandas de miles de grullas hacía los dormitorios de la laguna constituye uno de los más impresionantes espectáculos que la fauna silvestre puede ofrecer aún en Europa.

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