El rotundo fracaso del diálogo entre Gobierno y sindicatos abre un período de tensión política

Las declaraciones del presidente del Gobierno, Felipe González, y de los dos líderes de los sindicatos mayoritarios, Nicolás Redondo (UGT) y Antonio Gutiérrez (CC OO), tras la reunión de más de seis horas celebrada ayer en la Moncloa, dan prácticamente por cerradas las negociaciones para conseguir un acuerdo en los puntos planteados en la huelga general. El pesimismo por el futuro de las negociaciones, cuyo fracaso abre un período de incertidumbre políti-cosocial, fue patente tanto en los contenidos como en el tono empleados, especialmente por el presidente del Gobierno al referirse a la falta de acuerdo. Felipe González afirmó que la "concertación social, como se concibió en la transición, está acabada" y que prefería quedarse en casa antes que ir al pairo de opiniones que no se saben dónde van.

El completo fracaso en que terminó la reunión que celebraron ayer el presidente del Gobierno y los secretarios generales de los dos sindicatos mayoritarios, UGT y CCOO, ha provocado un nuevo enrarecimiento de la situación económica y social. Felipe González aceptó ayer "que no ha modificado sustancialmente sus planteamientos anteriores a la huelga general del pasado 14 de diciembre", argumentando que el Gobierno ha "hecho un esfuerzo presupuestario más allá de lo razonable económicamente" y que "no está dispuesto a modificar la actual política económica por otra que llevaría a un callejón sin salida". Los sindicatos mostraron su pesimismo ante el futuro de la concertación porque consideran "que por parte del Gobierno no hay voluntad política para alcanzar un acuerdo".Los secretarios generales de los sindicatos UGT y CC OO, Nicolás Redondo Antonio Gutiérrez, tras mostrar su pesimismo sobre el futuro de la concertación, señalaron que la oferta presentada por el Gobierno, 100.000 millones de pesetas en este año, no recoge más que una parte de las reinvindicaciones planteadas, que no se abandonarán y que seguirán explicando a la sociedad.

Los sindicatos no evaluaron ayer cuál era el montante del conjunto de reivindicaciones planteadas, aunque precisaron que no llegan ni a la mitad del aumento conseguido por encima de lo previsto para 1988 en la recaudación fiscal y en las cotizaciones a la Seguridad Social. Felipe González, por el contrario, argumentó que estas peticiones exigen o mayor presión fiscal o más déficit público.

A pesar del pesimimismo general tras la reunión de ayer, ambas centrales sindicales acudirán el próximo lunes a una nueva reunión en el Ministerio de Trabajo. Ésta se celebrará con los segundos espadas, es decir, sin la presencia del presidente del Gobierno y sin los secretarios generales de ambos sindicatos.

Las acusaciones mutuas de falta de flexibilidad en las posturas mantenidas por ambas parte, fueron una constante en los dos lados de la mesa. Los sindicatos afirman que mantendrán "con prudencia y con firmeza sus reivindicaciones", mientras el presidente González ;anunciaba que, "ocurra lo que ocurra", no va a variar su política si por ello se entiende una marcha atrás en lo conseguido frente: a la crisis económica.

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