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Reagan se despide de la presidencia sin lograr controlar el déficit fiscal

Francisco G. Basterra

Ronald Reagan envió ayer al Congreso su último presupuesto: la inabarcable cifra de un 1,15 billones de dólares y un déficit de 92.590 millones, manteniendo la ficción de que es posible equilibrar las cuentas públicas sin subir los impuestos y gastando más en defensa. Esta creencia de Reagan en la cuadratura del círculo, mantenida tercamente desde 1981, hace que se despida de la Casa Blanca con un déficit presupuestarlo de 155.000 millones de dólares, el doble que cuando accedió al poder.

Será ahora Bush quien presentará sus modificaciones al presupuesto de Reagan y quien, a pesar de su negativa, acabará, de tina forma u otra, subiendo impuestos, estima la mayoría de los expertos. El presupuesto de 1990, que fue calificado ayer en el Congreso, dominado en sus dos Cámaras por los demócratas, como una "simpática ficción", proyecta un crecimiento económico del 3,2% y una inflación del 3,8%.Reagan se despide también con el dudoso mérito de haber prácticamemte triplicado la deuda nacional, de un billón de dólares en 1981 a dos billones 800.000 millones de dólares este año. El presupuesto para el año fiscal 1990 que comenzará el próximo 1 de octubre, prevé una reducción del déficit hasta 92.500 millones de dólares, el nivel más bajo desde que astimó el poder, recortando los programas de seguridad social para los más pobres y los ancianos y las subvenciones a la agricultura. Y propone gastar más en la lucha contra el SIDA y la exploración espacial.

Sólo el costo de pagar a los intereses de la deuda a los norteamericanos y a los extranjeros que financian el déficit de este país comprando títulos del Tesoro, es cifrado en 160.000 millones de dólares, un 14% del gasto federal. Sin esta cantidad no habría números rojos.

En el peculiar sistema norteamericano, el presidente saliente presenta el presupuesto del primer año del nuevo presidente. Pero el presupuesto enviado ayer al Congreso será modificado por George Bush, en negociaciones con el Parlamento, en un largo y complejo proceso que llevará prácticamente todo el año.

Reagan, fiel a la política de rearme cultivada durante su presidencia, solicita para el Pentágono un aumento presupuestario de un 5,4% un 2% por encima de la inflación esperada. Bush ya ha dicho que quiere recortar gastos militares y se espera que finalmente se conforme con un crecimiento real cero para el Pentágono.

Problemas para Bush

El nuevo presidente, según todos los observadores, va a tener serios problemas para cumplir sus promesas electorales de gastar más en educación y en otras partidas sociales, así como en rescatar el sistema quebrado de cajas de ahorros y en limpiar las obsoletas y peligrosas fábricas de producción de armas nucleares. Y todo esto sin subir impuestos y sin recortar sensiblemente el gasto militar.

La estimación de un déficit presupuestario de sólo 92.500 millones de dólares fue recibida con escepticismo y se basa en unas expectativas de crecimiento excesivamente optimistas, con la inflación muy baja lo mismo que los tipos de interés. La Reserva Federal (banco central), estima un crecimiento del PNB de sólo un 2,5%.

Su último presupuesto es realmente irrelevante a estas alturas", explicó ayer un líder demócrata en el Congreso. "Sólo es relevante si Bush dice que es su presupuesto. Y no espero que lo haga", añadió.

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