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Los 'hijos' de Leguina

Alrededor de 1.500 menores están bajo tutela de la Administración autonómica

Juan Antonio Carbajo

La vida y el futuro de 1.500 niños dependen directamente de la Comunidad de Madrid. Son los menores desamparados, maltratados o desatendidos cuya tutela y guarda es ejercida por la Administración autonómica hasta que sean adoptados o vuelvan al seno familiar pasado un tiempo, cuando se corrijan las causas que motivaron su separación. Pero habrá algunos que cumplan la mayoría de edad sin haber conocido lo que es vivir en una familia. El año pasado se adoptaron en Madrid 124 niños, el triple que en Francia. La mayoría de ellos eran bebés a los que sus madres naturales renunciaron. Son los llamados oficialmente hijos de padres desconocidos.

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El pasado año, cerca de 650 niños -más de la mitad menores de seis años- ingresaron en los centros de primera acogida de la Comunidad de Madrid después de que los servicios sociales municipales, la policía o los juzgados denunciaran su situación de desamparo. Es en estos centros donde la Administración decide sobre su porvenir. "Después de estudiar cada caso concreto, el niño ingresa en un internado o vuelve a su casa, con ayudas económicas o educativas para sus padres, si con eso se soluciona el problema de desatención del menor", explica Aurora Ruiz, directora general de Educación de la Comunidad de Madrid.La Comunidad tiene 22 colegios-residencias, con un total de 1.790 plazas. "Nunca se plantea el internado como una situación perenne. Primero se intenta trabajar con los, padres para que puedan volver a hacerse cargo de él. En caso negativo podrá ser adoptado o acogido por otra familia", afirma. Aurora Ruiz. En general, el núcleo familiar en el que viven estos niños está descompuesto por una amplia gama de circunstancias. Al centro de primera acogida llegan niños maltratados, desnutridos, mendigos, hijos de padres drogadictos, alcohólicos o con alguna deficiencia psíquica, hijos de delicuentes que cumplen condena de emigrantes sin recursos, de personas sin vivienda, etcétera.

Niños abandonados

La adopción no resulta sencilla desde el momento que dejan de ser bebés, y más dificil aún si tienen algún problema físico o psíquico o son de otra raza. El 70% de las 131 adopciones efectuadas este año ha sido de niños abandonados al nacer. "Los que son un poco más mayores se colocan con mucha dificultad. Y es que la gente no entiende que nuestra misión es buscar padres para los niños y no niños para los padres que no tienen hijos", afirma Pilar Cayuela, jefa del área de acogimiento familiar y adopciones de la Comunidad de Madrid.

La adopción de los bebés no reconocidos es, además, más rápida y fácil. Desde la maternidad llegan, en dos días, a los padres adoptivos, sin pasar por los centros de acogida. El pasado año, cerca de un centenar de madres renunciaron expresamente a su hijo poco antes de dar a luz. Son, en su mayoría, madres solteras, menores o drogadictas cuyo hijo constará en el registro civil como de padres desconocidos. Algunas de ellas ni siquiera viven en Madrid. Vienen desde cualquier provincia para ocultar su maternidad en su ambiente social.

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Las madres naturales, tras su renuncia, ya no tendrán ocasión de volver a ver a su hijo. "Aunque se han dado casos en los que algunas de estas personas intentan buscar a la familia de adopción para sacarles dinero o simplemente para recordarles que es su madre natural", afirma Pilar Cayuela. Durante el pasado año se han producido seis devoluciones de niños adoptados. "En esos casos el problema está más en los padres adoptivos que en los niños. A veces la presencia del chaval en una familia que no pudo tener hijos sólo hace que aumente la obsesión de la madre adoptiva, hasta el punto que alguna tuvo que ingresar en un psiquiátrico", dice Cayuela.

El departamento de adopciones de la Comunidad hace una rigurosa selección de las parejas que presentan una solicitud, y que el pasado año fueron unas 300. Según el baremo de edades que se aplica, un bebé sólo podrá ser adoptado por una pareja de entre 25 y 40 años. En ningún caso se podrá elegir al niño ni tener preferencias de sexo, y deberán tener una situación estable tanto económica como sentimentalmente. "A veces", explica Cayuela, "realizamos unas meriendas donde juntamos a futuros padres adoptivos con los niños, a ver si se produce algún flechazo mutuo".

18 meses de espera

Como término medio, una adopción supone una espera de 18 meses. Desde la presentación de la solicitud hasta que son convocados para la primera entrevista pasa un año, un margen de tiempo que los técnicos aplican para que los padres solicitantes tengan oportunidad de reafirmar su intención o arrepentirse.

Según Pilar Cayuela, el número de adopciones en Madrid es altísimo en comparación con otros países europeos. En Francia, el pasado año hubo 40 casos frente a los 124 de Madrid. "Pero es que allí hay un trabajo social muy importante en la base para evitar los casos de niños desprotegidos. En Italia casi no hay instituciones de acogida, y son las familias las que acogen a los niños tutelados. En España apenas hay respuesta social".

El mayor problema se plantea con los niños que llegan a la mayoría de edad sin que hayan podido ser adoptados o reintegrados a sus familias. Con algunos de ellos, la Consejería de Educación ha puesto en marcha un plan exprimental. "Desde los 16 años se les reúne en grupos de 10 chicos en pisos tutelados donde conviven con un educador. Tienen un sueldo de 35.000 pesetas al mes. Con la casa y la comida asegurada, los chicos intentan encontrar un trabajo para conseguir su independencia total. Muchos de ellos han pasado toda su vida en un internado y no saben lo que es una familia.

Además de los centros para los menores protegidos también dependen de la Comunidad dos centros de reforma para menores delincuentes. Actualmente se encuentran internados en ellos 16 chicos, desde el que robó una bicicleta a la chica acusada de la muerte del pintor segoviano José Manuel Contreras. Los que están internados son una pequeña parte de los 238 que pasaron por el centro de primera acogida. Son residencias cerradas pero no de máxima seguridad, ya que éstas todavía no han sido transferidas a la Comunidad.

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