Valencia
García Márquez ha hecho un inmenso favor global a la literatura y grandes favores concretos al lenguaje periodístico. ¿Cuántas veces se han utilizado directamente en paráfrasis títulos como El coronel no tiene quien le escriba o Crónica de una muerte anunciada? Me valen los dos. El señor alcalde de Valencia últimamente no tenía quien le escribiera y tal vez porque nadie se atrevía a poner por escrito la crónica de una dimisión anunciada. Complicado asunto el valenciano, como siempre entre la Florencia de los Medicis y El virgo de la Vicenteta.
Tanto el PSOE como Ricardo Pérez Casado lo tenían todo. El PSOE valenciano ha sido indiscutible partido hegemónico durante casi diez años y Pérez Casado era y es un hombre inteligente, de larga trayectoria democrática y de gestión tan discutible como interesante. Tan hegemónico era el PSOE en Valencia, que las gentes del lugar ironizaban. sobre sus divisiones internas como necesarias para no aburrirse: lermistas, ciscaristas, perez-casadistas, los tres pies del gato. ¿Qué separaba entre sí a estas tres tendencias? En lo fundamental, sus distintas trayectorias personales, entre las cuales la de Lerma: era la más sólida porque militaba en el PSOE desde los tiempos de los Beatles.
Cuando estalló la crisis de los comunistas tuve la impresión de que las ideas no podían explicarla del todo y que no sabíamos suficiente zoología como para saber qué había pasado realmente. Un miembro del Comité Central del PSUC, ilustre pastelero en el más excelso sentido de la palabra, sugirió la contratación de un psiquiatra para que iluminara al intelectual orgánico colectivo. No se le hizo caso. Lamentablemente. En la política, como en la vida, el primero que marca un territorio por el procedimiento de mearse en los cuatro puntos cardinales, parte en posición de ventaja. Siempre que estuve en relación, excelente, con Pérez Casado, tuve la impresión de que se movía en un territorio cuyos límites habían marcado otros, límites a veces iluminados por una caprichosa luz de gas que el alcalde no controlaba.
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