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La amenaza inmnovilista de la vieja guardia no cesa

Nueva ofensiva en la URSS de los conservadores contra la apertura cultural y la 'glasnost'

Pilar Bonet

Sectores conservadores soviéticos que habían mostrado una actitud contenida en los últimos meses se han reactivado para lanzar una ofensiva contra algunos de los símbolos más claros de la liberación cultural en la URSS, como son los puentes tendidos hacia los disidentes que emigraron en la época de Breznev y la revista Ogoniok, que está a la vanguardia de la glasnost o transparencia informativa.

En Perm, Alexandr YakovIev, miembro del Politburó, considerado la figura central de los sectores culturales reformistas, ha advertido que, de fracasar la perestroika, se podría volver no sólo al "inmovilismo", sino a un . conservadurismo feliz de celebrar su victoria, agresivo y vengativo".El periódico Sovietskaia Rossia, que en marzo pasado publicó el llamado Manifiesto conservador, de la profesora de química Nina Andreieva, insertó esta semana un virulento artículo contra Lev Kopelev, un escritor exiliado en la República Federal de Alemania (RFA) que participa actualmente en el proceso de diálogo con sus antiguos compatriotas.

Kopelev, de 76 años, luchó en la II Guerra Mundial, fue represaliado y encarcelado durante el estalinismo y, tras un activo papel en el movimiento pro derechos humanos, fue expulsado de la Unión de Escritores de la URSS en 1975.

El autor ha valorado positivamente las reformas que se están produciendo con el máximo dirigente del Kremlin, Mijail Gorbachov, y ha sido invitado a visitar la URSS por Chinguiz Aitinatov, un escritor bien situado que dirige la revista Literatura extranjera actualmente.

"A pesar de que algunos quisieran hoy mostrar a L. Kopelev con una aureola, los hechos son tercos y muestran que él, por lo visto, nunca estuvo entre las personas limpias", escribió esta semana un tal S. Roz1inovski, filósofo, en un artículo que descalifica a Kopelev como persona y como escritor.

"Kopelev compensaba con creces su impotencia profesional con actividades no propiamente literarias y de otro tipo", afirmó Rozhnovski, quien divide a la emigración soviética en dos grupos diferentes, los que es posible seguir llamando compatriotas y los que no.

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Acusaciones

Rozhnovski formuló en su artículo graves acusaciones contra Kopelev, entre las que figuraba el haber actuado como soplón en los años veinte y treinta, siendo activista de una organización juvenil de oposición. "A los enemigos pagados que en otro tiempo fueron compatriotas sólo se les puede despreciar, pues no tienen nada en común con aquellos para quienes la patria fue y sigue siendo un dolor vivo y una esperanza clara", escribió Rozhnovski.Por otra parte, Vitafl Korotich, el dinámico director de la revista Ogoniok, ha sido colocado en una situación incómoda por la revista Politicheskoe Obrazovanie (Educación Política), que ha rebuscado en sus archivos unos elogios al fallecido dirigente del Krenílin, Leonid Breznev, firmados por Korotich en 1982, después de que éste negara hace poco triempo ser el autor de los mismos.

Se trata de una reseña de las memorias de Leonid Breznev, un "libro sorprendentemente oportuno", según el autor del texto. La historia de los padres de Breznev "se podría ahora mismo incluir en los manuales escolares de historia (y tal vez habría que hacerlo)", había escrito Korotich, según Políticheskoe Obrazovanie. La revista reproducía una fotocopia del original del artículo con la firma de Korotich y unos párrafos que habían sido suprimidos.

Estos párrafos, que calificaban a Breznev de "extraordinario discípulo de la revolución", hacen hoy sonreír, tanto más cuanto muchos de los personajes a la vanguardia de la perestroika, incluido el mismo Mijail Gorbachov, no evitaron las alabanzas a Breznev en el pasado.

No obstante, sectores radicales reprochan a Korotich que en el mes de octubre negara públicamente la autoría del artículo desenterrado por su predecesor al frente de la revista Ogoniok, A. Sofronov.

"Sin tener nada en contra de las memorias del anterior jefe del Estado soviético cuando éstas fueron editadas, yo, sin embargo, no escribí las tonterías publicadas ( ... ) con mi nombre", había dicho Korotich, que aseguraba haber mandado un telegrama distanciándose del artículo.

En tal telegrama, según Políticheskoe Obrazovanie, Korotích se quejaba de las correcciones introducidas, que suprimían elogios a Breznev. "Verdad o mentira, poco importa, lo que se busca es comprometer a Korotich en la lucha política", han manifestado medios próximos al director de Ogoniok.

Los apuros por los que pasa Korotich son el precio que le hacen pagar medios conservadores vinculados a la Unión de Escritores de la Unión Soviética, que han sido repetidamente acusados de instruinentalizar la política editorial y de haber puesto trabas a escritores ahora recuperados como Boris Pasternak o Andrei Tvardovski, según opinan observadores políticos en Moscú.

En su intervención de Perm, Alexandr YakovIev utilizó un duro lenguaje para referirse al último período de la vida de Breznev. "En esa época", dijo Yakovlev, "el robo se convirtió en una ciencia y en una profesión. Surgieron ejecutivos del hurto y desfalcadores y aparecieron clanes que dividieron el país en esferas de influencia".

El texto del discurso pronunciado por el reformista Alexander YakovIev en Perm fue publicado íntegro en un periódico local, pero fue sustancialmente abreviado por el órgano central del Partido Comunista de la URSS, Pravda.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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