Cuento navideño

Los fantasmas atacan al jefe (Mr. Scrooge) es una libre adaptación, puesta al día, de la obra de Charles Dickens Cuento de Navidad. Su protagonista es un joven presidente de una poderosa cadena de televisión, egoísta, tacaño y mezquino, de tiránica actitud hacia sus empleados, para el que nada significa la Navidad, en la que sólo ve la oportunidad de aumentar la audiencia televisiva, a cuyo fin ha programado la emisión de una atrevida adaptación del citado cuento de Dickens.Este hombre, que huye de sus sentimientos, temeroso de que se crucen en el camino de su éxito profesional, recibirá la visita de varios fantasmas con la misión de hacerle recapacitar sobre su egoísmo y el significado de la Navidad. Pretexto argumental para lanzar un mensaje de generosidad navideña: encontrar la propia felicidad en la tarea de ayudar al prójimo y extender dicha práctica a todos los días.

Esta comedia fantástica y navideña da oportunidad de que su protagonista absoluto, Bill Murray, esgrima todos sus recursos, que no son muchos, en un intento de repetir el éxito comercial que le supuso su trabajo en Los cazafantasmas y regresar al género de la comedia fantástica, ya que su participación en la nueva versión de El filo de la navaja -en cuyo guión participó- demostró sus limitaciones artísticas.

Efectos especiales

Dirigida por Richard Donner (Lady Halcon, La profecía, Los goonies, Superman), su trama argumental permite hacer gala de adecuados efectos especiales y su guión opta por alternar el mensaje de su discurso, de tono sensiblero, con gags y citas cinéfilas en sus diálogos, a veces metidas con calzador, como una perteneciente a Mae West.La película goza de una buena envoltura técnica y, además de los fantasmas protagonistas, permite ver a un casi fantasmal Robert Mitchum, e incluso recordar a Miles Davis y su trompeta. Sin embargo, y a pesar de sus esfuerzos de producción, el resultado es soso y previsible su final, con sensiblería en su insistencia de que todo el mundo debe ser bueno. Su mérito consiste en reverenciar a ciertos fantasmas del pasado y en el pararelismo que establece entre el mister Scrooge televisivo y el de Dickens.