Tete y banda
Fue un concierto convocado a beneficio de la Asociación Española de Esclerosis Múltiple, que presentaba en Madrid el trabajo que desde hace algún tiempo realiza la Big Band del Taller de Músics de Barcelona y el pianista Tete Montoliú. La actuación no se ajustó al largo programa anunciado y el repertorio se basó en el del disco que la Big Band y el pianista grabaron el pasado mes de junio. Interpretaron composiciones originales del líder de la banda y estándares como C. T.A., de Jimmy Heath, y All of me, de Thad Jones. Rimas estuvo entre sus mejores momentos, y también mostró a Zé Eduardo como contrabajista. La incorporación de Tete Montoliú lo hizo verdadero protagonista de la velada.Tete debía aparecer en la segunda parte, y en la primera se sentó frente al piano Toni Olaf Sabaté, quien junto a los hermanos Rossy, Mario, contrabajo, y Jordi, batería, y el guitarrista José Luis Gámez, forman una sección rítmica convincente. Zé Eduardo, contrabajista, compositor y arreglista, dirige la banda. Tiene voces valiosas como las de los trompetistas Mathew Simon y Mike Kaupa, o el saxofonista Perico Sambeat.
Big Band del Taller de Músics con Tete Montoliú
Centro Cultural de la Villa. Madrid, 20 de diciembre.
No hubo patinazos y sí resolución profesional, pero al mismo tiempo no siempre- se alcanzó toda la energía, rotundidad y brillantez que una Big Band puede explicitar en todo momento. Hay buenos músicos y adiestramiento, pero tal vez se comunique una cierta impersonalidad. Se vieron ciertos nerviosismos de escenario, y la escucha del disco confirma que es una banda más definida que la que pudimos escuchar en Madrid.
Vitalidad
En el caso de Tete Montoliú sólo puedo temer despeñarme en los adjetivos y el entusiasmo. Al pianista se le ha podido escuchar en muy diversos contextos en los últimos años, ahora con esta Big Band, y concierto tras concierto resulta más importante. Recientemente, Tete Montoliú, que es un gran lector, declaraba a Miquel Jurado en EL PAÍS dominical que a partir de la reciente lectura de Julio Cortázar estaba empezando a tocar de otra manera. Su vitalidad, su capacidad de construir de nuevo, no de simplemente prolongar, llaman la atención.Hace muchos años que Tete deslumbró literalmente a músicos como Ben Webster o Dexter Gordon. Hacía cosas increíbles, que nadie hizo nunca. Hoy parece más concentrado, su magnífico virtuosismo se ha condensado en el ahorro y es más terriblemente directo. Tete dialoga con Julio Cortázar, con Thelonious Monk, con Bud Powell y puede ser más sentimental -más blues- que nunca y al tiempo tocar muchas veces como si se acordara de una goleada del Barça en el Bernabéu. Montoliú está en un punto en el que puede esperarse un nuevo reconocimiento internacional en los próximos años.
Babelia
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