Yivkov llama a "reformas radicales" en Bulgaria
El jefe del Partido Comunista Búlgaro, Todor Yivkov, ha hecho un llamamiento a "reformas radicales" y manifestado la plena identidad entre el proceso de cambios en la URSS y el que emprende su país. Yivkov hizo un encendido llamamiento a la perestroika en la apertura del pleno del Comité Central del Partido Comunista Búlgaro en Sofía para hacer frente a las crecientes críticas, tanto internas como procedentes de la Unión Soviética, por la falta de continuidad y eficacia en la reforma de la anciana dirección que dirige.
Yivkov se vio en la obligación de criticar "enfoques obsoletos y mentalidades anticuadas" y criticó diversos fenómenos que "hasta el presente" bloquean el desarrollo de las reformas. En Sofía, Yivkov carece de credibilidad como crítico de una situación que ha creado él en más de tres décadas de poder absoluto. Presentó ante el Comité Central las reformas, no como una ruptura con el pasado brezneviano, del que es máximo exponente en el Este de Europa, sino como "lógica consecuencia en un nuevo grado de desarrollo del socialismo".Habló Yivkov mucho de glasnost y perestroika, dos fenómenos ya claramente perceptibles en Bulgaria, pese a la inconsistencia de la política de la dirección de Yivkov y la convicción general de que éste, con su conversión al reformismo, sólo intenta retrasar su retirada de la escena política. La apertura informativa se vuelve inevitablemente contra el anciano líder. Yivkov pidió el "respeto a los derechos y libertades de los ciudadanos" y el fin del "abuso del poder".
A última hora de la tarde aún no había concluido el pleno, del que se esperaban al menos ciertos cambios personales, como el nombramiento de dos nuevos miembros del buró político para cubrir las vacantes que se produjeron en el pleno anterior, en el que fueron depurados los principales rivales reformistas de Yivkov.
Éste parecía haber logrado de nuevo imponer su permanencia en la dirección del país pese al malestar existente por la falta de avances en las reformas políticas prometidas. El dirigente comunista más veterano del Este de Europa, se enfrenta a duras críticas como máximo responsable de la grave situación de la agricultura búlgara. Él fue el impulsor de los centros agroindustriales, un fracaso colectivista que ha destruido una de las agriculturas más florecientes del Este.
Reestructuración
El pleno que concluyó ayer iba a dedicado a esta espinosa cuestión. Días antes de comenzar, el martes, se anunció que el pleno trataría sobre "cuestiones generales de la reestructuración política y económica", lo que hizo resurgir las especulaciones sobre un inminente relevo de Yivkov, quien logró en el pleno anterior expulsar de la dirección a Alexandrov, a quien muchos consideraban el lógico sucesor y el dirigente más afín a la política reformista de Gorbachov.Fuentes políticas en Sofía señalan que Yivkov se resiste a dejar la dirección del partido y limitarse a su cargo de jefe del Estado por temor a quedar a merced de los ataques de sus sucesores, tentados, como en otros países del Este, a hacer del dirigente brezneviano el chivo expiatorio de todos los males.
Los problemas en el suministro de alimentos en los últimos meses han sido corregidos en gran parte ahora, en vísperas de Navidad. La población cree, sin embargo, que la mejoría es pasajera, y su malestar se dirige al anciano dirigente. La colectivización agrícola de la década de los setenta está mostrando ahora sus más dramáticas consecuencias.
Los minifundios tradicionales fueron concentrados en grandes complejos agroindustriales. El campesino búlgaro pasó a ser obrero del campo dirigido por burócratas.
Los resultados han sido desastrosos. Aquel programa, presentado en su día como un paso definitivo de Bulgaria hacia la modernidad socialista, se vuelve ahora contra Yivkov y sus colaboradores, que hasta ahora han logrado defenderse con éxito y apartar del poder a todos los que pidieran suponer una amenaza.
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