México pretende que los países consumidores de droga admitan su "culpa"
Una enmienda presentada por México al proyecto de convención internacional contra el narcotráfico que se discute en Viena ha puesto en evidencia la diferencia de criterios entre los países industrializados de Occidente -y a su vez consumidores de droga- y los países productores. México quiere que los países consumidores admitan explícitamente su "culpa" en el problema de la droga, si bien no apunta si debe ser o no incluida en el convenio la penalización del consumo. España está dispuesta a "dar satisfacción" a esta demanda, aunque no considera necesario que el tema del consumo entre en el articulado.
La postura española, especialmente desde el marco de los doce, ha adquirido una cierta relevancia en cuanto que tiende a servir de puente entre los dos grupos, si bien se alinea con los países occidentales.México ha querido dejar claro que, sin entrar de lleno en el tema de la demanda como causante del problema de la droga, cualquier convenio no sería más que una fuente de enfrentamientos, pues volvería a reproducir la vieja tesis de que los países malos son los que producen la droga y los países buenos -los consumidores- son los que deben cargar con la lacra de la drogadicción.
México, además, ha adoptado tina postura muy radical en el campo de la soberanía, denunciando cualquier intento de introducir en el convenio disposiciones que le obliguen a legislar de determinada manera, o policías internacionales que puedan actuar en su país.
El tema de la demanda que gracias a la enmienda mexicana se convirtió en el centro de la sesión de ayer fue tratado también en profundidad por el presidente de la conferencia, el ministro de Exteriores boliviano, Guillermo Pedregal, en conferencia de prensa. "El mercado depende de la fuerza de la demanda", dijo Pedregal, quien alabó la nueva legislación recién aprobada por el Congreso norteamericano, que, además de atacar duramente el tráfico, penaliza con no menos dureza el consumo.
Sin embargo, a pesar de que el propio Pedregal insistió en que existe un acuerdo en casi todos los puntos y trató de quitar importancia a la enmienda mexicana, es evidente que, de momento, cuando se está empezando a discutir el convenio artículo por artículo, es considerable el trecho que separa a la mayoría de los países consumidores de los productores.
La postura española en este sentido ha sido de servir de puente entre los dos bloques. En la declaración de principios que el delegado español renunció a leer el pasado viernes a favor de una declaración única de los doce expresada por el país que preside actualmente la CE, Grecia, la delegación española incluyó una mención específica al tema de la demanda. Fuentes de esta delegación admiten que en estos momentos los países productores temen volver a ser "los malos de la película" con cierta razón, por lo que "hay que escucharles y darles alguna satisfacción, aunque no sea en todo lo que pidan". Según estas fuentes, el exponente más radical de la postura de los países consumidores sería Holanda.
España estaría más dispuesta a asumir responsabilidades en la cuestión del consumo, más que muchos de sus socios comunitarios. El tema de la soberanía, no parece plantear problemas a nuestro país, aseguran los expertos.
Todo parece indicar que, a pesar de la enmienda mexicana, que ha conseguido enfrentar a productores y consumidores, en el articulado del convenio no va a entrar el tema de la penalización del consumo privado de la droga, que es la cuestión que más preocupa a los Gobiernos de los países occidentales, cuya opinión pública, por el momento, aceptaría de muy mal grado cualquier legislación prohibicionista que se quisiera imponer en el convenio.
Expertos consultados por este enviado especial aseguran que en último término se intentará dar satisfacción a los países productores agregando declaraciones finales y documentos anejos al convenio, pero que no se incluirá en el mismo ninguna referencia a una penalización del consumo.
Más información en la página 17
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