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Ciudadanos franceses denuncian agresiones de policías españoles que buscan "etarras" en la frontera

Agentes antiterroristas de la Seguridad del Estado están efectuando en los últimos días una amplia operación de control de los pasos fronterizos entre Gerona y territorio francés para localizar a Joan Carles Monteagudo y Juan Félix Erezuma, presuntos miembros de ETA, que consiguieron escapar de una trampa policial el pasado día 15 en Barcelona. La actuación de las fuerzas de seguridad, que según fuentes del Gobierno Civil de Gerona tienen órdenes de actuar "rápidamente y con contundencia", ha provocado diversas denuncias por malos tratos de ciudadanos franceses ante las autoridades de su país. La zona en la que actúan las fuerzas de seguridad es muy utilizada por vecinos de localidades francesas y españolas que cruzan regularmente la frontera.

Tres vecinos de la localidad francesa de Les Illes, cercana a la frontera, han denunciado a la gendarmería que el pasado sábado fueron agredidos e insultados por un grupo de hombres armados sin identificar en la zona del Coll de la Manrella, en el término de Agullana. Fuentes del Gobierno C¡vil confirmaron la presencia de efectivos antiterroristas con el objetivo de localizar a los miembros del comando Barcelona y señalaron que las autoridades francesas estaban advertidas de la operación, que, según las mismas fuentes, se mantendrá hasta la próxima semana.Jean François Lecoq, que trabaja en una masía de Les Illes, estaba buscando setas el pasado sábado sobre las 17.30 horas en un bosque situado en territorio francés, muy cerca del límite con Gerona, cuando al poner en marcha su vehículo -un turismo con matrícula de París-, se vió sorprendido por un desconocido que apareció tras unos matorrales apuntándole con una ametralladora y haciéndole señas para que saliera del coche. Según ha explicado el ciudadano francés al diario gerundense Punt Diari, el desconocido le hizo descender del coche y, a empujones y golpes de fusil ametrallador, le obligó a pasar a territorio español. Una vez allí, apareció otra persona también armada que hablaba en francés. Los dos hombres le hicieron tumbar boca arriba, con las manos en la nuca, y le dieron patadas en la cabeza y en la cara, según la misma versión. Después de cachearle y registrar el vehículo, le esposaron con las manos a la espalda, apuntándole en todo momento con el cañón del fusil en la cabeza. El desconocido que hablaba en francés efectuó unos disparos al aire y le amenazó de muerte, según su misma versión.

Los dos hombres se comunicaron por medio de un transmisor-receptor con otras personas y, al cabo de unos minutos, apareció en la zona un vehículo todo-terreno, marca MercedesBenz, con matrícula española, ocupado por otras dos personas también armadas con fusiles ametralladores. Los cuatro hombres obligaron a Lecoq a levantarse y volvieron a pasar a pie a la zona francesa donde le hicieron caminar montaña arriba, dándole patadas. Más tarde, según la misma versión, regresaron a territorio español donde, sin quitarle las esposas, le hicieron sentar en una roca situada a pie de carretera. Los desconocidos le instaron a que no se moviera del sitio mientras ellos se escondían tras la maleza. "Si se acerca alguna persona o algún coche, ponte a caminar y no digas nada", le dijeron. Cuando habían transcurrido más de dos horas, según Lecoq, uno de los desconocidos salió de su escondite y, ya de manera conciliadora, le devolvió el anorak que le había quitado y le invitó a fumar un cigarrillo. "Vete a casa con tu familia y adiós", fue la lacónica despedida. Lecoq denunció el caso en la gendarmería francesa y acudió a un médico que le ha dado de bajalaboral hasta final de mes a causa de las lesiones provocadas por los golpes. Según Lecoq, los cuatro desconocidos llevaban botas y pantalones de tipo militar. Tres de ellos eran jóvenes y el que hablaba francés tenía entre 40 y 50 años.Regreso de un restaurante

El mismo sábado, entre las 10 y las 1 1 de la noche, Francine Deabouzi, también vecina de Les Illes, que regresaba con una amigo de cenar en un restaurante de La Vajol, se encontró, en la misma zona con un vehículo cruzado en el camino con los faros encendidos. Este camino es comunmente utilizado para cruzar la frontera evitando dar el rodeo por La Jonquera.

Deabouzi describió el vehículo como un todo-terreno de color verde. Del coche salieron, según la declaración de Deabouzi, cinco hombres armados con fusiles ametralladores, uno de los cuales hablaba algo en francés, que la obligaron a ella y a su amigo a arrodillarse, con las manos en la cabeza, impidiéndoles hablar bajo amenazas. Después de registrar el coche de la joven, del que no cogieron ni documentos ni nungún otro objeto, les dejaron marchar. La pareja comunicó poco después el suceso al alcalde de La Vajol, Miquel Giralt, que se puso en contacto con la Guardia Civil de Agullana, donde le confirmaron la existencia de un grupo antiterrorista. La Guardia Civil informó también que había recibido órdenes de no patrullar de noche por la zona de montaña.

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