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La resistencia afgana se fía de Moscú

La guerrilla organizará elecciones generales en breve

La resistencia afgana afirma que "en menos de dos meses" va a celebrar elecciones entre los refugiados y también dentro del país para formar un Shura (Parlamento), del que pueda salir un Gobierno de amplia base que facilite la transición tras la retirada de las tropas soviéticas. El brazo político de la guerrilla está convencido de que "los soviéticos cumplirán su compromiso de completar la retirada de Afganistán el 15 de febrero". De ahí la urgencia en encontrar un sustituto válido al régimen de Mohamed Najibulá.

Burhanudin Rabani, líder de Jamiat I Islami y actual presidente de la Alianza Muyahidin, presentó estos planes al presidente electo de Estados Unidos, George Bush, durante el encuentro mantenido -por ambos en la Casa Blanca a mediados de este mes. Fuentes estadounidenses dudan del proceso de formación del Shura, pero se manifiestan dispuestas a apoyar cualquier iniciativa que facilite una salida a la guerra de Afganistán.La mayoría de los 400 miembros del Shura serán elegidos en ciertas zonas liberadas de Afganistán y en los campos de refugiados instalados en Pakistán. El resto serán seleccionados por el consejo tribal.

El Hezb I Islami de Yunus Jalis, uno de los partidos más fuertes de la Alianza, no es favorable al Shura porque teme la "manipulación de las elecciones", pero respaldaría la tradicional Loya Jirga, una especie de asamblea de sabios seleccionada por los jefes tribales y las diferentes agrupaciones políticas.

Rabani, que se encuentra actualmente en Arabia Saudí, transmitió a Bush la disponibilidad de los muyahidin de mantener "contactos directos con la URSS". Según Masud Jalili, portavoz de Rabani, los soviéticos se han mostrado interesados en hablar con la resistencia para tratar sobre el intercambio de prisioneros de guerra. "Nosotros no queremos limitar las conversaciones. Es necesario que dialoguemos sobre las cuestiones técnicas de la retirada soviética, las posiciones de ambos y relaciones que quieren tener con Afganistán después de la guerra", afirmó Jalili.

Al parecer, no se ha fijado ni la fecha ni el lugar del encuentro, que, al menos el primero, puede ser secreto. Fuentes estadounidenses señalan que Moscú no quiere que se hagan públicas las negociaciones porque ello significaría un repudio al régimen de Kabul. Los muyahidin han reconocido que "ya existen contactos indirectos".

La Alianza agrupa a cuatro partidos fundamentalistas y tres tradicionalistas, todos ellos islámicos suníes, y tiene su sede en Peshawar, capital de la Provincia Fronteriza del Noroeste (NWFP, Pakistán), a menos de 70 kilómetros de la frontera afgana. A pesar de haberse unido como tal en 1986, en todo este tiempo no han hecho nada para limar las profundas diferencias que mantienen esos partidos entre sí. No han elaborado un programa común y no tienen un líder que les dé consistencia.

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Apoyo de la CIA

El apoyo inconmensurable de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos y del fallecido presidente paquistaní, Zia Ul Haq, a Gulbudin Hekmatiar, el más radical de ellos y líder de una facción de Hezb I Islami, no facilitó el fortalecimiento de la unión, según los moderados, que, a la muerte de Zia y tras el triunfo electoral de Benazir Bhutto, esperan un mayor respaldo paquistaní.

"Lo único que nos une es la lucha común contra el régimen traidor de Kabul. Es por esto que queremos tener elecciones libres para saber el apoyo popular con que cuenta cada uno de nosotros", afirma Jalili.

Con un tercio de la población exiliada -tres millones en Pakistán y dos en Irán- y el 80% del territorio afgano bajo control rebelde, Jalili desecha la posibilidad de que haya una lista electoral comunista. "Los comunistas pueden participar en las elecciones de España pero en Afganistán no. Nosotros los hemos probado y han resultado traidores, vendepatrias y criminales, que lo único que merecen es la muerte".

Soviéticos y 'muyahidin'

La formación, en junio pasado, del Gobierno interino muyahidin es el símbolo más claro del fracaso político de la Alianza, ya que no tiene respaldo popular alguno.Sin embargo, la guerrilla ha conseguido importantes victorias, aunque es patente la imposibilidad de una solución militar porque no controlan ninguno de los grandes centros urbanos.

Fuentes estadounidenses afirman que la presión que últimamente ejercen los rebeldes afganos sobre los aeropuertos, con bombardeos continuos, está provocando "auténticos problemas de movimiento" en las tropas soviéticas.

Este punto parece haber sido uno de los que han acelerado la posibilidad del encuentro entre soviéticos y muyahidin. Para estos últimos, el cese de los bombardeos exige la "retirada inmediata" de los bombarderos Mig 27 y de los misiles Scud, que han sido enviados recientemente a Afganistán para reforzar el Ejército de Najibulá.

Los expertos indican que el incremento de las actividad militar de los soviéticos de estos días se debe a un intento de demostrar que son fuertes; a querer dejar en la "mejor posición posible" al prácticamente insostenible régimen de Kabul y a hacerse notar durante las elecciones generales paquistaníes, de las que pueden salir unas mejores relaciones con la URSS.

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