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Tribuna
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La sonrisa

Conocer, a veces, equivale a resignarse. Cuando hace algún tiempo me enteré que la inflación no es de derechas ni de izquierdas, sino, simplemente, la inflación, asimilé el nuevo principio de neutralidad activa de la ciencia económica. Cuando estuve en condiciones de asumir que es preciso que ' la macroeconomía vaya de narices para que la miseria sea asépticamente necesaria, me costó mucho aceptarlo, pero desgraciado aquel que no cambia, porque corre el peligro de convertirse en un fósil.Predispuesto, pues, para toda clase de modernidades, afronté los prolegómenos del proyecto de ley sobre empleo juvenil considerando que, al fin y al cabo, la explotación del joven por el adulto no es tampoco de derechas ni de izquierdas: es un estimulante biológico. Y ya estaba yo casi convencido cuando de pronto a TVE se le ocurrió retransmitir en directo el encuentro entre el señor ministro del asunto y los representantes de la patronal. Yo ya esperaba los rostros contritos, casi torvos, de los representantes sindicales, porque esa gente son unos resistencialistas impresentables que aún no han bajado del Sinaí de la utopía.

Y así fue, Los sindicalistas no me defraudaron, estaban bastante cabreados, como tiene que ser. Pero es que lo de la patronal fue demasiado. Salieron del encuentro con Chaves con esa sonrisa que se le supone a la monja del chiste después de haber perdido los prejuicios sexuales bajo una horda de desalmados. Estaban los de la patronal tan exultantes, radiantes, que hasta declararon: tratándose de la causa de dar trabajo a los jóvenes, seremos los primeros en dar un paso al frente. Hombre, no hay que exagerar. Esta ley les va a producir una plusvalía de cuponazo y van a disponer de un ejército de trabajo amedrentado, acojonado sería un adjetivo más preciso. Comprendo que los empresarios estén entusiasmados, pero un poco de contención; también hay que saber ganar. Y con su sonrisa de oreja a oreja, la patronal ha dejado al Gobierno en la sospecha de que, quizá, quizá, la ley de empleó juvenil sea de derechas.

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