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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Cuatro cuartetos

Hace ya más de veinte años que la banda Oregón constituye un referente propio en la música de nuestros días. Si en el campo del jazz fueron más o menos influidos en la llamada "tercera corriente", también fueron alumbradores de algo que haría fortuna, en el etiquetaje musical, con el término new age. Cuatro instrumentistas que alcanzan una quincena de instrumentos, un primer impacto acústico, luego apoyado electrónicamente, y la belleza de una música que debe tanto al jazz como a la tradición occidental y a la música culta y popular de la India.Veinte años después, un concierto de Oregón sigue siendo una importante aventura musical, la de delimitación de un espacio en el que las cosas verdaderamente suceden. Abrió el concierto en español Javier Paxiariño, en lo que pudo ser solemne presentación de su reciente trabajo discográfico, Espacio interior. Lo que el disco encierra -ideas, buen sentido y resolución instrumental- se manifestó en forma también brillante en concierto.

Javier Paxiariño, Oregón

91 Festival Internacional de Jazz de Madrid. Colegio mayor San Juan Evangelista. Madrid, 5 de noviembre.

Paxiariño (saxos y flautas) cuenta con la compañía de Suso Saiz (guitarra), Tino de Geraldo (bajo), Eduardo Laguillo (teclados) y Vicente Climent (batería), una banda que puede estar tanto en la Orquesta de las Nubes como en muchas buenas producciones del rock español. Su trabajo es serio, cuidado y sitúa a su líder en condiciones para la próxima reforma del jazz español.

Una de las virtualidades de Oregón es el pluriinstrumentismo de todos sus componentes. Es un cuarteto, pero a lo largo de un concierto, y en la constante movilidad instrumental, podremos tener hasta cuatro cuartetos. Towner, en las guitarras de seis y doce cuerdas, el piano y el sintetizador. Paul McCaldless, en una amplia familia de vientos que va del oboe al clarinete bajo. Glen Moore también toca el piano y el violín, pero en escena sólo coge el contrabajo, un solo instrumento, lo que va de su jazzistico pizzicato a su trabajo con el arco, creando texturas con las que dialoga McCaldless. Trilok Gurthu es un percusionista fuera de toda uniformidad. Maestro en tabla india, es también un baterista con un punch verdaderamente afroamericano.

Música bella como la new age y al tiempo viva y rebelde, tal como siempre se pudo entender del jazz. Ni veinte años de actividad ni una hora y media de concierto resultan un tiempo excesivo con esta banda.

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