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El 'anticipo' del mercado único con Portugal para el textil beneficiará a España, según Pedro Solbes

El adelanto de un año en la supresión total de contingentes para los productos textiles, medida acordada el jueves por los presidentes del Gobierno de España y Portugal y que ha sido presentada como un anticipo de la creación del mercado único europeo, tendrá amplios beneficios para la economía española, según declaró ayer el secretario de Estado para las Relaciones con las Comunidades Europeas, Pedro Solbes. La patronal del textil, en cambio, expresó ayer su malestar por entender que la liberalización total del comercio textil entre ambos países -ambos aplican ya desde 1986 arancel cero a los mismos productos- agravará los ya acuciantes problemas del sector, para los que reclaman el aplazar el pago de cuotas a la Seguridad Social y otras facilidades.

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El suprimir los contingentes o cantidades de productos textiles a comerciar por ambos países estaba previsto para 1990. La decisión de adelantar a 1989 la medida -uno de los acuerdos de la quinta cumbre gubernamental entre España y Portugal, que se ha celebrado esta semana en Lisboa- fue presentada el jueves por el primer ministro portugués, Aníbal Cavaco, como una muestra de la disposición de ambos países a avanzar, en los sectores que les parezca oportuno, más aceleradamente que con otros Estados comunitarios para crear un mercado único.Los textiles y la confección son, entre todos los productos industriales de los doce, los que ya tienen menos barreras intracomunitarias. El reciente informe de la CE sobre los efectos del mercado único europeo previsto tras 1992 indica que la supresión total de fronteras apenas reducirá por ello sus costes en un 0,7%. Pero se da la circunstancia de que los productos textiles importados desde fuera de la Comunidad, y en especial los procedentes de los nuevos países industrializados, son los únicos para los que persistirán fronteras intracomunitarias desde 1993 si no se modifica el Acuerdo Multifibras. Paolo Cecchini, el más destacado experto comunitario en los efectos del mercado único, declaraba ayer en Madrid a este periódico que en realidad no podrán desaparecer las fronteras hasta que no se supriman los contingentes derivados del Acuerdo Multifibras, lo que depende de una institución más supranacional, el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT).

Pedro Solbes expresó una opinión similar al indicar gráficamente que mientras cualquier otro producto embarcado en un puerto comunitario puede ser despachado a otro sin problemas, los textiles afectados por el Acuerdo Multifibras, "si se despachan en Hamburgo, sólo pueden venderse en Alemania, y no ser trasladados a otros países comunitarios". Ello obedece a que tal acuerdo multilateral fija una serie de contingentes para cada país.

Sin embargo, el secretario de Estado para las Relaciones con las Comunidades Europeas dijo que la supresión de contingentes para los textiles producidos en Portugal reportará a España numerosos beneficios. El acuerdo, según informó, ha sido negociado con el objetivo de facilitar la contención de los precios españoles de los productos textiles, aunque tendrá otros efectos favorables en la medida que supone un gesto para que Portugal pueda reducir su déficit comercial global con su primer abastecedor.

El descubrimiento

Los textiles son la principal exportación de Portugal a España; los 12.000 millones de ventas lusas suponen un 8% del total, aunque si se consideran todos los intercambios (España exporta materia prima y productos de alta calidad, mientras que importa textiles de menor valor añadido), también en este sector hay superávit.Pero parece que las autoridades españolas acaban de descubrir el potencial del vecino del Sur, que ofrece un mercado exportador total de 2.000 millones de dólares (cuatro veces superior al de hace cinco o seis años) y que ya supera en tamaño a toda América Latina. El presidente del Consejo Intertextil, Miquel Bosser, expresó ayer el malestar del sector por los acuerdos alcanzados con Portugal y anunció que los industriales han solicitado al Gobierno español medidas para paliar la actual crisis del sector, producto de la estacionalidad del textil y la temporalidad de la moda.

Los propios empresarios textiles juzgan el acuerdo como una medida política de cara a la galería, especialmente para potenciar la imagen española en Portugal". Pero añaden que la medida liberalizadora coincide en el tiempo con una profunda crisis en la industria textil española, traducida en el cierre de 33 empresas en Cataluña en lo que va de año. La crisis actual se origino en 1986, coincidiendo con el fin de los efectos del Plan de Reconversión Textil puesto en práctica entre 1981 y 1985.

La estacionalidad de la moda provoca enormes desajustes entre oferta y demanda, lo que repercute en una desorganización del mercado, con subsectores en constante alza y baja que se traducen en instalaciones infrautilizadas que en ocasiones llegan a provocar el cierre de la empresa; una pérdida del nivel de empleo, con la proliferación de un colectivo laboral irregular, y una incertidumbre de mercado que merma la iniciativa inversora, según los empresarios.

Entre las soluciones que reclaman, destaca el crear un fondo de solidaridad empresarial, destinado a los subsectores de algodón, lana y seda. Este fondo se crearía a partir de la actual cuota complementaria de la Seguridad Social (3%) que los empresarios vienen aportando como consecuencia de anteriores planes de reconversión. Los empresarios proponen desglosar esta cuota en una doble aportación, el 1,5% para proseguir con las actuales amortizaciones, y el restante 1,5% para crear el mencionado fondo de solidaridad empresarial, a cuyo cargo irían los expedientes de regulación de empleo.

La segunda propuesta consiste en suprimir temporalmente la cotización empresarial durante la aplicación del expediente de regulación, cargándola posteriormente, durante el año siguiente, a la cotización normal de cada mes incrementada con una doceava parte de la deuda contraída.

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