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El Partido Socialista Italiano pide que se penalice el consumo de drogas

Juan Arias

JUAN ARIAS, La necesidad de que la ley penalice a los consumidores de drogas, aunque no sean traficantes, expuesta por el Partido Socialista Italiano, ha dividido al Gobierno de Italia en dos, mientras el consumo y tráfico de drogas se está convirtiendo en el gran problema nacional, tras la muerte de seis drogadictos en Turín en sólo 48 horas. Ayer, el diario Corriere della Sera abrió su información con el titular 'Droga, emergencia nacional'. También La Repubblica titulaba en portada a toda página, en torno al mismo tema: 'Droga, último enfrentamiento'.

La polémica en curso se apoya en dos hechos: en los primeros 10 meses de este año ha habido 54 muertes por droga más que el año pasado en el mismo período, y en los últimos días en Turín han muerto seis jóvenes en sólo 48 horas. En total, hasta el momento en Italia han muerto este año 594 personas víctimas de la heroína, casi todas jóvenes. [En Italia la legislación en vigor data de 1975 y sólo penaliza el tráfico de drogas, mientras que al drogadicto se le permite tener una cantidad módica de droga, incluso dura, para su consumo personal].Últimamente se había dado la alarma sobre los vendedores de droga a la puerta de escuelas y colegios. Algunos de los vende dores han sido detenidos por la policía, y ha causado impresión el hecho de que les fueron encontrados kilos de caramelos, lo cual ha hecho sospechar que podían estar preparando el comienzo de la distribución de droga entre los muy pequeños.

Quizá fue este clima de emergencia denunciado por el importante diario de Milán el que había hecho días atrás a Bettino Craxi, secretario general del Partido Socialista, pedir la condena no sólo de los vendedores de droga, sino también de los simple consumidores.

Craxi no habló explícitamente de condenar con la cárcel a quien consuma la droga personalmente aunque no trafique con ella, pero su idea levantó en seguida una dura polémica que ha dividido al país entre los que se dicen de acuerdo con llegar a la condena del consumidor y quienes, al revés, afirman que ello no conduciría a nada y que la droga hay que combatirla a otros niveles.

Lo cierto es que los ministros socialistas han bloqueado en el Consejo de Ministros celebrado el pasado viernes la ley ya preparada por la ministra democristiana Rosa Russo Jervolino, que penalizaría únicamente la reincidencia en el consumo, al considerarla demasiado blanda. Los socialistas quieren que se llegue a declarar la ilegalidad del consumo de droga incluso para simple uso personal.

Con ello el Partido Socialista quizá preocupado por el importante aumento del fenómeno en el país, agravado por el comercio de la droga llevado a cabo por la Mafia, ha cambiado de estrategia ya que, junto con los radicales los socialistas habían sido siempre los más posibilistas en este campo.

De ahí el que Marco Pannella gran defensor de la liberalización de la venta de la droga para cortarles las alas a los grandes traficantes, haya respondido con una de sus afirmaciones coloristas "El Partido Socialista parece drogado a tope".

Ayer, el sociólogo Sabino Acquaviva, catedrático de la universidad de Padua, gran experto en terrorismo, propuso una solución intermedia. Su sugerencia es que, sin llegar a penalizar judiciamente a los drogadictos, y abandonando por tanto la posibilidad de castigarles con la cárcel, se obligue, por ley, a quien se le haya descubierto drogándose a internarse en una comunidad terapéutica, aunque sea sólo como simple control, hasta que no dé garantías de que se ha tratado de algo sólo pasajero.

Sin embargo, la mayor parte de los observadores, en contraste con la idea punitiva de Craxi, insiste en que el problema de la droga, si quieren, lo pueden resolver los Gobiernos, y que en Italia dicho problema no se podrá resolver sin acabar de una vez con el tráfico de heroína llevado a cabo por la Mafia.

Y estos mismos lo que sí piden es que se les prohíba por ley a los drogadictos pincharse en público, delante de la gente, incluso de los niños, como empieza a pasar en las grandes ciudades.

Voluntad política

Sin embargo, el miedo de quienes están convencidos de que la droga se para sólo con una voluntad política seria es que se pueda crear ahora en el país un clima de rigor contra los drogadictos que acabe favoreciendo en el fondo a los que no tienen tal voluntad política de resolver el problema desde su raíz. De hecho, ya hay quien pide la pena de muerte para los vendedores, la cárcel para los consumidores y la prohibición absoluta hasta de las drogas blandas.

En un sondeo hecho tras la petición de Craxi de castigar también a los consumidores de heroína, casi el 60% de los italianos se ha declarado a favor de la rigurosidad del dirigente socialista, mientras no revela ninguna confianza en el Estado ni en las estructuras sociales, a las que considera incapaces de ir al encuentro de los jóvenes que han caído en el paraíso-infierno de la droga dura.

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